Por Nacho Palou — 23 de noviembre de 2009

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En un mercadillo de antigüedades encontré una reproducción facsímil de un libro titulado Manual Práctico de Fotografía para Aficionados, de E. Lecroy (del catálogo de reproducciones de la Librería París-Valencia), que se editó por primera vez a principios del Siglo XX, hacia 1906 ó 1909, por lo que he podido averiguar.

Trata generalidades de la fotografía de principios del siglo pasado y está ilustrado con 39 grabados. En él se mencionan conceptos y accesorios hoy impensables (como el apoyacabezas, para que los retratos no saliesen movidos), productos químicos, accesorios y métodos de revelado y conservación de negativos (clisés)... En fin todo bastante divertido y diferente a como son hoy las cosas.

Irónicamente, el único apartado que se puede considerar válido de algún modo se titula Retoque y conservación de los clisés (pág. 81) y se refiere, precisamente, al retoque fotográfico utilizando el pupitre de retocar,

Retoque - Retocar retratos es una operación delicadísima, de la cual no conviene abusar.
Se evitará ante todo borrar completamente las arrugas y demás defectos naturales, si no se quiere hacer desaparecer toda semejanza entre la copia y el original.
Debe conservarse el carácter de cada fisionomía [...] Se buscará solamente una atenuación general de las sombras reproducidas, que la fotografía exagera casi siempre, sin suprimir por entero más que los pequeños defectos de la piel (pecas, etc.) [...]

Paisajes - En ocasiones, el cielo es el único punto defectuoso.
Si se desea que presente un aspecto de nubes y muéstrese demasiado transparente para que en el tiraje el papel no quede blanco en esa parte, se le cubre por entero de un papel negro [...] los arañazos que deje el papel desnudo serán tapados con tinta china [...]

También hace referencia a herramientas que hoy se encuentran en Photoshop como los desvanecedores o máscaras de degradados y métodos para ajustar parámetros como el contraste o la exposición,

Si hay contrastes bruscos, un interior, por ejemplo, con columnas blancas y sombras espesas, reducirá la porporción de ácido pirogálico [...] si los contrastes son naturalmente débiles, debe aumentar sin cuidado la proporción de todas las substancias, especialmente del ácido pirogálico y el bromuro.

Si hubo exceso de exposición [...] refuércese la dosis de bromuro.
[Si] la expoisción fue corta, se incorpora al revelador una nueva dosis de amoníaco.
Con el revelador de oxalato de hierro también puede corregirse mucho la falta y exceso de exposición.

Me pareció muy adecuado como contrapunto a aquellas opiniones que defienden la fotografía clásica o química como la auténtica (más por desconocimiento que otra cosa) o que ven en Photoshop un enemigo de la fotografía; la única diferencia hoy con respecto a hace 100 años (o más) es que ahora todo es más fácil y queda al alcance de casi cualquiera -lo cual, es cierto, puede conllevar abusos y representaciones visuales del mal gusto, pero eso ya es cosa de cada uno, del mismo modo que hasta el más ignorante puede autoeditar un libro y eso no hace de Word un enemigo para la literatura.

Es evidente que desde siempre el fotógrafo ha considerado que la tarea no termina con la captura de la imagen, que la cámara como artilugio (entonces y hoy) tiene importantes carencias para captar la realidad y que hay que ir un paso más allá para conseguir el mejor resultado o tratar de ajustar lo capturado con lo percibido.

Hay puristas que comparan la cámara con el ojo humano como argumento para defender que la fotografía debe ser tal cual se haya hecho. Si embargo, las personas no vemos el mundo por cómo lo perciben los ojos, sino por cómo el cerebro interpreta la luz captada por los ojos.

Aún sin ser partidario del retoque gratuito, exagerado o antinatural, sí creo que el revelado o procesado posterior (en 2009 como en 1906) es la interpretación de la luz capturada para formar la imagen final -exactamente igual que hace el cerebro cuando se observa una escena- algo a lo que de momento ninguna cámara puede aproximarse, especialmente en condiciones de luz complicadas en las que es casi imprescindible intervenir durante o después de la exposición para obtener el mejor resultado.

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