Quién más quien menos ha enviado una foto desde su teléfono inteligente a algún amigo hoy en día. O la ha publicado en las redes sociales. Incluso con un poco de suerte habrá quedado en gloriosos colores y calidad HD al alcance de cualquier persona del planeta con conexión a Internet al cabo de unos segundos. Pero las cosas no siempre fueron así, niños.
Este transmisor de fotos portátil 16-S de United Press era lo más en 1970. Permitía enviar una fotografía en papel, normalmente en blanco y negro (solo transmitía «escalas de grises») haciéndola girar en un rodillo en el que había un sensor móvil que iba escaneando la imagen.
El aparato iba conectado a la línea telefónica –a veces de forma un tanto rudimentaria– en el auricular; la foto llegaba al otro extremo de la línea en unos 8 minutos. Tan solo los gritos delfínicos del aparato de modulación-demodulación dejan adivinar su lentitud.
Con aparatos como estos se transmitieron algunas de las grandes imágenes del siglo XX. Y a pesar de no ser perfecta resultaba una tecnología tan cómoda que se utilizó –con algunas mejoras– hasta principios de los años 90.
Vía (Petapixel y The Dallas News. Foto: Andy Scott.)