La mía fue una Sony Mavica MVC-FD5, que me regalaron en la Navidad de 1997. Costó entonces unas 100.000 pesetas (unos 600 euros), y es la única cámara digital antigua que aún conservo. La última vez que la probé funcionaba perfectamente.
Hacía fotografías de unos 300.000 píxeles (0,31 Megapíxeles), tamaño 640x480 y tenía una particularidad que facilitaba enormemente su utilización: guardaba las imágenes en disquetes de 3,5 pulgadas. Esta fue una de las razones que la hizo ser nombrada uno de los 50 Grandes Gadgets de los últimos 50 años por la revista PC World (edición USA).
Lo primitivo de ésta y otras cámaras digitales de consumo de la época hacía imposible utilizarlas como cámara única de uso habitual; de hecho aún teniendo la Mavica digital cambié mi veterana Zenit réflex por una Nikon F70 de carrete que utilicé unos cuantos años más.