Por @Alvy — 11 de diciembre de 2014

Doogee DG580

La gente de Doogee nos hizo llegar muy amablemente para pruebas un Doogee DG580 «KissMe», uno de sus más recientes smartphones Android. A simple vista destaca por el gran tamaño de su pantalla (5,5 pulgadas, en el límite de los tabletófonos) y por su elegante diseño. Una curiosidad es que el terminal es negro por delante y blanco por detrás, además de muy robusto al tacto. Y lo mejor: es ridículamente barato.

Equipado con Android 4.4.2 KitKat, podría decirse que es un equipo en el que el fabricante ha hecho un gran esfuerzo en encontrar el equilibrio entre prestaciones y precio, hasta llegar a una buena cifra: alrededor de 90 euros (según las tiendas los precios varían entre los 71 euros oficiales y unos 100-100 euros en otros sitios; también se puede comprar en Amazon). Como suena: un android pantalla gigante, bastante resultón y con prestaciones más que razonables por una fracción de lo que cuesta un gama media de otras marcas. Así es como vienen de fuertes las compañías chinas capaces de fabricar y hacer llegar hasta aquí productos como este a precios supercompetitivos.

El DG580 viene en una caja de cartón muy ecológica, con su batería, cargador USB y algunos detalles extra como auriculares, manual e incluso trapo de limpieza y plástico protector de pantalla. Instalarlo requiere simplemente abrir la tapa trasera –que es de plástico– e insertar la tarjeta SIM y la batería. Según arranca se puede configurar una wifi y actualizar todo lo actualizable.

En cuanto a las prestaciones: su corazón es un procesador Mediatek MTK5682 quad-core y 1 GB de RAM; el almacenamiento son 8 GB, ampliables con una ranura microSD. El compromiso en este aspecto hace que no todas las apps, especialmente juegos, funcionen con enorme fluidez (por ejemplo, Minecraft). Pero dependiendo de para qué se vaya usar eso puede ser poco importante… ¿Acaso son relevantes las animaciones o la fluidez de de Twitter, Whatsapp, Instagram? Del mismo modo, el almacenamiento, que puede resultar escaso, se puede ampliar si es necesario; 64 GB se pueden conseguir por 25 o 30 euros extra hoy en día.

La calidad de la pantalla, cuya resolución es de 960×540 píxeles, puede considerarse también más que suficiente para ver fotos y vídeos. No estamos ante el último modelo Full-HD, pero para mucha gente esto no es siquiera visualmente diferenciable, y probablemente es la decisión que más abarata su producción. Lo mismo sucede con la cámara de fotos/vídeo (8 Mpx) que podría tener más resolución pero para mucha gente no es algo vital.

Un aspecto que me pareció un poco pobre fueron los altavoces, con un volumen claramente insuficiente para funcionar como sonido ambiente – es mucho más conveniente usarlo con auriculares. En cambio la capacidad de la batería me sorprendió gratamente (es de 2500 mAh) y gracias a diversos trucos parece alargar la vida del aparato todo el día –algo fundamental para la mayor parte de los usuarios– tanto en funcionamiento continuo como en espera.

En cuanto a las comunicaciones el DG580 es un G3 tribanda (no llega a 4G) e incorpora Bluetooth 4.0 y Wi-Fi hasta 802.11n. Lleva los típicos GPS y sensor giroscópico; como curiosidad –valorada también por mucha gente– también incorpora radio FM.

Mi conclusión es que es un móvil que considerar seriamente dependiendo del uso que se le vaya a dar. Los compromisos del fabricante para abaratarlo lo convierten en un conjunto de «podrías»: podría tener mejor pantalla, podría tener una cámara de más calidad, podría incorporar 4G, mejores altavoces o más memoria. Pero mucha gente no necesita nada de eso: utilizan el móvil simplemente para mensajería y para hablar – y pueden querer hacerlo con una pantalla grande en la que ocasionalmente ver algún vídeo o película. O quizá tratan al móvil como chisme de usar-y-tirar porque son propensos a romperlos o perderlos. O quizá se podría hablar de móviles de empresa o de autónomos más sufridos de lo normal. Y hay muchos clientes en esas categorías.

Para todas esas personas, un gasto de 250 o 300 euros (por no hablar de entrar en la gama alta) sería impensable – y confieso que es la cifra en la que pensé cuando lo saqué por primera vez de la caja. En cambio 90 euros como precio de entrada es una cifra muy tentadora, casi de chollo, adecuada para justificar todos esos «podrías». Doogee tiene otros modelos más baratos y otros más caros; de hecho muchos los venden en «packs» de 5 o más teléfonos juntos, mientras que en la gama alta llegan a los 240 euros.

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