Una visita al mítico museo de Bletchley Park inspiró a Mike y Judy, unos aficionados a la tecnología retro, a embarcarse en este proyecto personal cuando se jubilaron: The Tube Computer, que podríamos traducir por «El ordenador de válvulas de vacío», que suena un poco mejor aunque menos retrofuturista que «el ordenador de válvulas termoiónicas».
Se trata de un ordenador viejuno pero con espíritu moderno, de 8 bits, en el que no hay transistores: todo son válvulas de vacío recicladas, también llamadas simplemente «tubos», que han sobrevivido desde los años 50. Además de eso tiene también diodos de germanio y tropecientos metros de cables y conexiones. El principal problema es la cantidad de componentes: hay en total más de 1.700 válvulas y diodos, lo cual le confieren algunas particularidades.
Una de ellas es que necesita un tiempo de estabilización térmica de 10 minutos, es decir, un precalentamiento. Como para que luego nos quejemos de que Windows tarda mucho en arrancar. Aparte de eso, el calor que emite cuando funciona es capaz de calentar la habitación. Y, puestos a sensaciones, también desprende un particular olor que resulta característico. No en vano hay 280 amperios circulando por sus tripas.
Aquí se puede ver en funcionamiento:
Mi detalle favorito es que está fabricado únicamente con puertas lógicas NOR, que como es sabido pueden combinarse para formar todas las demás que se necesitan: AND, OR y NOT, principalmente. Usar un solo tipo de puerta lógica simplifica el diseño y aunque hace que sea más laborioso programar la ALU (unidad aritmético lógica) y otras, tiene sus ventajas. Tiene 50 registros de memoria y un lenguaje máquina de solo 15 instrucciones.
A pesar de su tamaño sus creadores han podido usarlo para calcular secuencias de Fibonacci de 64 bits y un pequeño simulador de vuelo de un dirigible. Hay que echarle un poco de imaginación y convertir coordenadas y leer los números con tranquilidad porque funciona como funciona: tiene un panel de coordenadas y básicamente se pueden ver las operaciones «en vivo y en directo», además de en un gigantesco display opcional. Aunque las válvulas de vacío tienen la capacidad teórica de conmutar hasta varios cientos de millones de veces por segundo en la práctica resultaría imposible y se estropearían más de lo deseable, de modo que el Tube Computer funciona muchísimos órdenes de magnitud por debajo.
En su diseño y fabricación la pareja de creadores hay dedicado ya más de tres años, una admirable labor hackeril. ¡Larga vida a la retroinformática!
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