Hay quienes defienden que las máquinas de tejer fueron los primeros ordenadores programables, y algo de razón no les falta – aunque su uso no era lo suficientemente «general».
Fabienne tiene una máquina de tejer Brother KH-930 hackeada y teje con ella bufandas mediante algoritmos matemáticos. Algunos son simplemente patrones más o menos repetitivos pero coloridos e interesantes.
En una foto que compartió por Twitter se puede ver una de sus últimas creaciones: un autómata celular muy elemental (unidimensional) que puede verse plasmado en la superficie tejida. Al igual que los autómatas celulares de Wolfram los «píxeles» de cada línea unidimensional siguen unas sencillas reglas; a medida que se va bajando se ven las sucesivas generaciones. El del código del ejemplo se llama Regla 73, la misma clasificación que Wolfram.
Algunos de estos autómatas celulares evolucionan de forma caótica dentro del determinismo que los gobierna. Tan es así que su aspecto puede llegar a volverse prácticamente aleatorio. Eso quiere decir que Fabienne podría montar una fábrica de bufandas en el que los diseños fueran todos similares pero nunca jamás iguales. Un poco como las famosas «muñecas repollo» aquellas.
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