¡Maldición! ¡Otro juego en el que las máquinas nos superan! Desde luego la utilidad de este invento de Mark Rober –una diana que se «apunta sola» para que aciertes siempre– es muy limitada, porque el juego pierde toda la gracia. Pero en cambio el reto de construirla es superior. De hecho dedicó tres largos años en su fabricación y programación. ¿Cómo era aquello de «Si la montaña no viene a Mahoma…»? Pues aquí la «montaña» es la que se mueve.
En la construcción de la diana móvil hay seis motores paso a paso que desplazan la diana por la superficie de una «pared» mediante un ingenioso sistema de cables. Pero lo más complicado fue el sistema de detección de vídeo, que emplea hardware de Vicon. Al lanzar el dato comienza a hacer el seguimiento de la trayectoria calculando sus coordenadas x-y-z y con matlab se calcula mediante un análisis regresivo dónde acabará el dardo. Todo es cuestión de llegar a tiempo.
Según se ve en el vídeo una vez pasada la fase experimental Rober llevó la diana a un bar, donde los dueños aseguran que fue un gran éxito: la gente se puso a lanzar dardos en posturas inverosímiles, con los ojos cerrados o completamente borrachos – ¡y acertaban siempre! Una muestra más de que a muchos lo que más les importa es divertirse ganando por cualquier método, aunque requiera de alta ingeniería.