La idea de este proyecto es sencilla; llevarlo a cabo no tanto. Veamos: se trata de meter una cámara de vídeo dentro de un paquete postal, con una rendija a través de la cual poder grabar y luego ver cómo es todo el proceso y las instalaciones de Correos «por dentro». Fue una idea que Ruben van der Vleuten ahora ha compartido en un vídeo y que cuentan en CoDesign.
Lo que queda registrado es un precioso montaje con todo el proceso desde el punto de envío al de destino, incluyendo el trayecto en bici hasta el punto de entrega, las estanterías de las oficinas de Correos, las cintas transportadoras, camiones, carritos, más y más cintas transportadoras, toboganes de selección (!) y hasta el carro de reparto del cartero cuando llega nuevamente al lugar de destino – que apropiadamente era la oficina del propio autor.
Pero este montaje no fue tan fácil de crear como puede parecer: lo primero es que el equipo era una cámara barata (unos 5 dólares) conectada a una placa Arduino, un hack casero en toda regla – relativamente fiable y de limitada capacidad. Llevaba una célula fotoeléctrica para activar la cámara y grabar 30 segundos cuando hubiera luz; su creador supuso que en caso contrario no grabaría nada interesante (y agotaría la batería). Y si el invento se rompía o «perdía» tampoco palmaría una gran cantidad de dinero.
Otra cosa que sucedió es que hubo de realizar el «viajecito» varias veces, porque no siempre el paquete quedaba colocado de modo que se grabara algo interesante, o se veía algo al principio pero luego nada más, o faltaban imágenes de las cintas transportadoras, o del cartero… En total empleó unos cuantos viajes en los que además varió los puntos de origen: local, nacional e incluso correo aéreo internacional probando a ver qué captaría la cámara.
Además –que no se yo cómo estará la normativa al respecto– imagino que en estos tiempos que corren enviar por correo postal un aparato electrónico misterioso lleno de cables, con una batería y activado no debe ser lo más seguro ni recomendable del mundo. En algún punto podría haber habido un escáner que confundiera la humilde cámara con algo malo maloso del tipo ¡bum!y… ¡Fin del proyecto! Así que además el tío arriesgó lo suyo.