Por @Alvy — 5 de agosto de 2015

Doc Brown no aprobaría esto.

Vale: los vídeos ya están aquí. Lexus ha pasado más de un año desarrollando un prototipo del Slide, un «patinete volador» que ha resultado ser algo así como una «versión personal en bambú y fibra de carbono» de los trenes y juguetes de levitación mangética.

Lleva superconductores, necesita temperaturas ultra-bajas… nada nuevo. El resultado es que se eleva nada más que unos pocos centímetros sobre el suelo, si se aplica demasiado peso o fuerza rasca que no veas y además necesita moverse sobre una zona concreta de railes especiales, que pueden «esconderse» hábilmente bajo una fina capa de madera pintada para que parezca cemento.

En resumen: no es un patinete volador como el de Marty McFly; es más bien una versión glorificada de una atracción de feria que te lleva en tu sillita por un carril durante unos pocos segundos y gracias. (De ahí que los patinadores acaben fostiados en el vídeo: es difícil mantener el equilibrio en el carril si el patín no se mueve con libertad.)

Visto así, el invento se queda en un I want to believe (o más bien «I want to molar»)-

Eso sí, llegado el momento de hacerle el márketing al invento atrayendo gente ansiosa de inventos tecnológicos del futuro la tarea ha sido mucho más «brillante»: lanzar un teaser misterioso, donde no se explica nada; preparar una web como la que había hasta ahora llena de detalles superfluos (como la cantidad exacta de onzas de nitrógeno líquido que se necesitan, pero obviando explicar que «funciona sobre raíles», ejem) y grabar horas y horas de vídeo para luego elegir, depurars y llenar de efectos especiales y Photoshop de tal forma que la experiencia parezca la mitad de la NASA y la otra mitad de los mundos de Yupi.

Añades música y queda un vídeo como este que es lo que la gente rula por las redes sociales:

Recordemos que para que todo esto funcione hay que tener el patín con 32 superconductores –no precisamente baratos– acceso a litros y litros de nitrógeno líquido a 200 grados bajo cero, y un skate park de cientos de metros cuadrados completo con sus raíles perfectamente ocultos, sobre el que tan solo puedes moverte «siguiendo la raya». Casi ná.

En definitiva, un «bluf» épico, que probablemente pasará a los anales de las «malas ideas» sobre cómo promocionar… ¿El qué, exactamente?

i Want to Molar

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