Por @Alvy — 19 de mayo de 2022

A esta visita guiada al Laboratorio de Fabricación Avanzada de los Lawrence Livermore la denominan tour, y permite ver en poco más de cuatro minutos lo que se cuece en sus instalaciones. Es lo que yo llamo, con cariño, una «visita al zoo» guiada, de las cuales todos hemos disfrutado alguna vez y en las que quizá hayamos sido objetos de observación en otras.

A mí esas explicaciones rápidas y mundanas sobre lo que se hace en cada sitio me encantan. El laboratorio son unos 1.300 m² de mesas y armarios, llenos de artilugios con los que se fabrican cosas en muy variados materiales. La guía recalca con insistencia que «todo es muy avanzado», como su propio nombre indica y predominan las impresoras 3D y los chismes para trabajar con diferentes materiales: metales, polímeros y biomateriales. Son, según dice, «formas divertidas de fabricar cosas».

Hay una zona de metrología con reómetros y espectrómetros, además de microscopios y chismes para estudiar las propiedades mecánicas de los materiales. Una de las impresoras 3D cuenta con unas cámaras-escáner que al terminar el proceso miden el objeto resultante y si no tiene la precisión necesaria, lo tira a la basura y repite de nuevo variando parámetros hasta que consigue la perfección.

También hay algo llamado «fabricación mediante cápsulas» (que se utiliza para mediar las maneras de absorber y capturar CO₂) y otros de litografía axial computerizada. También los hay más mundanos y conocidos como la fabricación aditiva mediante capas de metales. Muchos de los instrumentos e impresoras 3D se pueden adquirir en las tiendas; otros son prototipos o fabricados en los propios laboratorios.

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