Por @Alvy — 10 de septiembre de 2017

El Hovercraft SR.N4, un aerodeslizador de clase Mountbatten, operó en el Canal de la Mancha entre 1968 y 2000. Era una auténtica bestia de los mares (¿o los aires?) en muchos sentidos: por su tamaño, capacidad y potencia. Aunque la tecnología de estos artefactos todavía se usa, por desgracia llegó un momento para el Concorde de los Mares en que ya no resultaba tan rentable como otras formas de transporte – al igual que le sucedió al Concorde del aire. Los seis que se fabricaron y se fueron renovando década tras década con total dignidad acabaron desapareciendo.

Con 56 metros de longitud y un peso de unas 320 toneladas la versión Mark 3 del SR.N4 era capaz de transportar hasta 60 coches y 418 pasajeros; unas 112 toneladas en total. Sus más de 11 metros de altura le conferían un aspecto demoledor, así como su velocidad: hasta 130 km/h mientras flotaba grácilmente sobre las aguas. Eso sí: devoraba el combustible –casi 13.000 litros– en apenas 4 horas. Su récord «no oficial» para el cruce del canal, en vacío, era de poco más de 15 minutos – y es no oficial porque en el Canal está prohibido navegar a más de 112 km/h, así que nadie lo presentó como tal.

El vídeo del siempre interesante Paul Shillito de Curious Droid muestra la evolución de este gigantesco aerodeslizador desde los primeros prototipos a los modelos de gran tamaño. Las hélices propulsoras eran en su momento las más grandes del mundo, con más de 6 metros de diámetro, y estaban equipadas con motores Rolls-Royce.

En la narración también se explica que en 1986 llegó a transportar 3 millones de pasajeros, pero a partir de ahí… el declive. Llegó un momento en que la competencia del Eurotúnel era muy fuerte, pero también se cerró el servicio de duty-free (la «tienda libre de impuestos») de a bordo, que según se dice permitía a la compañía que operaba el aerodeslizador ganar más dinero que con los propios pasajes (!) Sea como sea, en 2000 el SR.N4 hizo su último viaje y luego tan solo pudieron salvarse un par de modelos para exponer en los museos para los aficionados. Allí reposan estos leviatanes desde entonces.

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