Por @Alvy — 16 de enero de 2020

Este instructivo vídeo promocional de T&D World muestra muestra cómo se utiliza un helicóptero para instalar las enormes bolas de vivos colores que alguna vez habrás visto y que marcan el recorrido de las líneas de alta tensión entre torres. Es el clásico trabajo duro que alguien debe hacer, y lógicamente toman todo tipo de precauciones, aunque la verdad es que es un trabajo bastante manual.

¿Para qué usar esas bolas? La principal razón es que los «finos» cables sean visibles para las avionetas que vuelan a baja altitud, pero también porque es una forma sencilla de ver desde tierra dónde están exactamente, por seguridad y para facilitar el mantenimiento. Mención aparte de que es importante por si sobrevuelan por ahí drones, paracaidistas o gente con jetpacks.

En el vídeo se ven varios modelos distintos de bolas. Básicamente son gigantescas esferas de plástico de unos 90 cm de diámetro que parecen –al menos en la versión amarilla– muñecos Pac-Man gigantescos. Los colores incluyen el clásico naranja internacional, versión ingeniería. El técnico primero pinta la posición en las que hay que colocarlas según la normativa (unos 60 metros de separación entre bola y bola en Estados Unidos) y luego «abre la boca» para instalarlas y asegurarlas. Dependiendo del modelo van atornilladas con tuercas o con una brida adicional.

Un detalle divertido es el modelo especial que incorpora una baliza luminosa. Se utiliza en las proximidades de aeropuertos y sitios así. ¿De dónde obtiene la energía esa luz por la noche? No se han complicado mucho la vida y usan lo que eufemísticamente denominan un condensador de fluzo (flux capacitor, a lo Regreso al futuro) que extrae una mínima parte de la energía de la línea sobre la que están instalados para así poder iluminar el LED de la bola. Aunque el invento es más viejo que las bobinas de Nikola Tesla, debe ser el primer condensador de fluzo «real» de la historia.

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(Vía The Kid Should See This.)

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