Amy Hupe tiene este interesante artículo que quien diseñe una web o una app debería leer para tener claro cómo escribir mensajes de error que ayuden a los usuarios. Y es que todavía hoy en día es difícil navegar sin sentir de vez en cuando el arrebatamiento gómezobregoniano ante mensajes de error mal concebidos, absurdos o directamente inútiles.
El resumen para hacerlo bien no es ningún misterio:
- Identificar los tipos de errores posibles: validación de datos, campos vacíos o erróneos en formularios, 404s, fallos de conexión… para saber qué está fallando.
- Evitar tecnicismos y mensajes genéricos: nada de «Guru Meditation #00000004.0008AACB». Hay que ir al «Rellena este campo», «Sólo son válidos los números», «Se ha perdido la conexión», «Ha habido un problema al guardar los datos»… y similares. El truco es pensar en cómo se lo explicarías a tu abuela.
- Evitar lo «divertido». Esto incluye ilustraciones, frases chistosas y similares. Estamos ante un error importante, no en el Club de la Comedia. (Aquí nosotros fallamos un poco).
- Usar la voz activa, no pasiva. «No se han podido guardar los datos» mejor que «Los datos no pudieron guardarse».
- Ofrecer alternativas o salidas claras. Basta indicar cómo puede solucionar el error el usuario, o si es imposible, ofrecer alternativas («Llama al teléfono 000… para hablar con soporte técnico») o al menos información («Inténtalo dentro de 5 minutos»).
- Datos concretos mejor que genéricos. «El texto debe tener como máximo X caracteres» mejor que «Texto demasiado largo» (que puede inducir a seguir errando).
Lo triste de este asunto es que aunque una web bien diseñada y con los textos adecuados funcionará y proporcionará una experiencia mejor, una app o una web mal diseñadas y con mensajes de error absurdos estarán mal a cada paso que alguien de, lo que puede ser exasperante. En estos casos, paciencia, o a escribirles con alguna amable sugerencia, que a veces funciona.
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Imagen (CC) GPT-4o.
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