Por @Alvy

Jean @ Unsplash

Este artículo se publicó originalmente en Tecvolución, el blog de Volvo en el que colaboramos desde hace una década, dedicado a las tendencias tecnológicas aplicadas al futuro de los coches, la sostenibilidad, la innovación y el ocio digital.

Esta es la historia de TJ Jones, más conocido como @Teejus en Twitter y ahora más conocido todavía como 1233130761 en Spotify. Jones es conductor de Uber, pero ahora se autodenomina también «Consultor musical» y «Curador de listas de música».

Su transformación comenzó el día que subió a Twitter un comentario acerca de que había empezado a conducir para Uber y la gente le felicitaba constantemente por sus excelentes selecciones musicales. Como cuando en España los pasajeros se quejan de que los taxistas no ponen más que Radio Olé… pero al revés.

¿Cuál era el secreto de Jones? Según cuentan había clasificado en plan genérico a la gente que se subía a su coche en unos diez tipos de clientes distintos. Persona que se subía a su coche, playlist que ponía en marcha tras echar un vistazo. De hecho ese «fenómeno clasificatorio» se ha estudiado muchas veces en márketing, sociología y en el mundo de la tecnología también: todos nos creemos especiales pero somos mucho más predecibles y clasificables de lo que creemos.

TJ Jones / Spotify

Los nombres de las listas que asignó a los variopintos grupos sociales que formaban sus pasajeros eran bastante peculiares, al igual que la propia música. Estas son algunas de las listas, a las que se puede acceder en Spotify:

Vista como un todo es básicamente música pop-rock de las últimas tres décadas, que combina grupos y artistas relativamente desconocidos con otros internacionalmente famosos como Kayne West, Amy Winehouse, Radiohead, Franz Ferdinand o Pixies. Los rangos de edad ayudan mucho a saber qué música puede ser la preferida de la gente (truco que conocen bien las emisoras radiofónicas), pues generalmente la nostalgia retrotrae a las personas a lo que sonaba cuando tenían entre 15-20 años.

Para disfrutar de estas listas sólo hace falta tener una cuenta en Spotify (de pago o gratuita) e idealmente hay que hacerlo en el coche, que es para lo que fueron concebidas. Muchas de las listas son enormes, con 50, 70 u 80 canciones así que es material más que suficiente incluso para los más largos viajes.

Tras convertirse en una especie de «fenómeno viral» y animado por los comentarios de Twitter de la gente que escuchaba sus listas Jones se vino arriba y comenzó a ofrecer sus servicios como consultor musical proponiéndose crear listas a medida para quien se lo pidiera. La clasificación original de «diez tipos de clientes de Uber» se fue ampliando con otro tipo de selecciones y para todo tipo de selecciones: para hacer gimnasia, pasear una tarde de domingo o para quien le guste el Jazz.

Revisar las listas y su música es toda una experiencia interesante. Hoy en día la tecnología y las redes sociales en las que exhibirse y compartir es lo más importante ponen fácil acceder a un selección de este tipo (antes sólo había selecciones en las emisoras de radio o si una amistad te regalaba una cinta personalizada). Y por cierto: la listas de todas las listas, la crème de la crème según Jones sería la que denomina Closet Pop, con 79 temazos.

(Vía Bored Panda.)

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Foto (CC) Jean @ Unsplash.

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Por @Alvy

Love, de OK Go, es la última creación de la banda musical que cuida tanto –o más– sus videoclips que sus canciones. Se ha estrenado junto con su quito álbum, And the Adjacent Possible; del anterior hace ya una década.

Como muchos otros de sus vídeos se trata de un único plano secuencia en una sola toma –o eso parece– un recurso que han usado ya en vídeos anteriores y probablemente no está siquiera editado posteriormente ni tiene efectos visuales añadidos.

Según se puede contar, se utilizan en total 29 brazos robóticos y 60 espejos en diferentes formas y tamaños. Además de eso se ve todo resuelto muy limpiamente, quizá con alguna de las «soluciones de baja tecnología» que suelen usar, como gente escondida, cintas de caminar y artilugios así.

Son 4 minutos de caleidoscópicas imágenes, reflejos y colores, que junto con la música dejan embelesados a los espectadores. Toda una coreagrafía que combina la luz y sus juegos como elemento principal, con un resultado excelente.

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Por @Alvy

Una fiel recreación de la caja de ritmos Roland TR-808

Vincent Riemer se dedicó a programar iO-808 como una fiel recreación de la mítica caja de ritmos Roland TR-808. Tan precisa es esta recreación que hasta cuesta distinguirla de la foto real; luego el software hace su magia, aunque es conveniente leerse el tutorial porque la interfaz es de todo menos intuitiva.

Roland TR-808 (CC) Bryan Pocius / Wikimedia

En la 808 se pueden programar 12 ritmos básicos con 4 patrones. Hacerlo no es precisamente fácil, porque todo son ruedecitas y botones, no hay conceptos mucho más modernos. Emplea una técnica llamada «programación por pasos» que divide cada patrón en 16 pasos más cortos. Lo bueno es que una vez completada y escuchada la composición se puede guardar en un archivo de texto JSON para usar posteriormente.

Los sonidos de la 808 todavía pueden escucharse en canciones tan famosas de los 80 como Sexual Healing de Marvin Gaye o I Wanna Dance with Somebody (Who Loves Me) de Whitney Houston. Cuando salió al mercado fue toda una revolución en el mundo de la música, y es que costaba el equivalente a lo que hoy en día serían 4.000 euros, más o menos. Pero, ¿qué músico no pagaría eso para estar a la última?

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Por @Alvy

¡Camina hacia los 80 con Walkman.land!

Si has estado vivo en algún momento entre 1978 y 2004 habrás compartido espacio y tiempo de una forma u otra con los walkman. Esos dispositivos para reproducir cintas de casete deben su nombre al primero y uno de los más populares modelos de Sony, el legendario Sony Walkman TPS-L2, el «Nokia 3110 de la música».

En WalkmanLand han realizado la portentosa labor de recopilar información sobre ni más ni menos que 773 modelos de diversos fabricantes. Por mencionar algunos de los que fueron más populares en España: Sony, Akai, Panasonic, Philips, Sharp, Toshiba, JVC…

Gracias a las imágenes de alta calidad perfectamente curadas de WalkmanLand del TPS-L2 de Sony pude descubrir que existió una serie «Made in Spain by Hispano Sony, S.A.», fabricada bajo licencia de la Sony Corppration de Tokio (Japón), cosa que desconocía totalmente. Ignoro si fue por un tema legal o por una cuestión de practicidad o costes, pero ahí queda el dato; la cosa de para investigación.

¡Camina hacia los 80 con Walkman.land!

De cada modelo hay infinidad de datos en el catálogo: nombres, fechas, precios originales, peso, baterías, altavoces (o no), y un sinfín de funciones documentadas, desde el autoreverse a la reducción de ruido o la radio como complemento. Con el tiempo estos incónicos cacharros fueron acumulando más y más funciones. Luego serían reemplazados por los Minidisc y los Discman y finalmente llevados a la extinción con la llegada de los MP3. Desde 2010 Sony dejó de fabricarlos, como ya habían hecho otras marcas.

Yo también tuve un Sony TPS-L2 o, más bien, el de mi madre, que era la auténtica dueña, aunque pasó más tiempo «de prestado» que con su legítima propietaria :-) Solía usarlo más en casa que para andar o correr por ahí, que era otro de sus principales usos; daba yuyu perderlo o que te lo robaran. Recuerdo que la gomaespuma naranja de los llamativos auriculares se deshacía que daba gusto. Y que chupaba pilas AA cual V8 chupa gasolina. En aquel chisme se podía controlar el volumen por canales (izquierdo/derecho) y tenía un peculiar botón naranja que bajaba el volumen para amplificar el sonido ambiente a través de un micrófono. Irónicamente, aunque tenía micrófono, no permitía grabar, algo que sí podían hacer walkmans posteriores.

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