Aquí hay una interesante baja tecnología en acción: una placa de plástico capaz de «ordenar monedas» utilizando únicamente canales de plástico meticulosamente trazados y calibrados según el tamaño de cada moneda. Unas pequeñas elevaciones dirigen a las monedas por unas y otras sendas hasta los depósitos donde se pueden contar (con la ayuda de unas marcas, incluso es fácil calcular el total exacto).
Esta máquina es capaz de ordenar hasta 300 monedas por minuto.
Este otro vídeo muestra otra idea de mecanismo: dos palos que sirven de guía transcurren casi paralelos pero van separándose cada pocos centímetros. Como es lógico la gravedad hace que las monedas caigan antes cuanto más pequeñas sean pues se quedan sin apoyo. De este modo es fácil también ordenarlas en una caja. (Este sistema y sus variantes, por cierto, es el mismo que se suele utilizar para ordenar por tamaños piezas de fruta más o menos regulares en las grandes fábricas).
Una idea similar a esta segunda es la que hay detrás de este mecanismo de ordenar monedas hecho con Lego; otra idea bastante ingeniosa es la de las bandejas con agujeros de distintos tamaños donde con una pequeña sacudida –y confiando en que el azar se porte como debe– también se logra una rápida clasificación por tamaños.
Quien quiera algo más bestia y definitivo puede irse a las máquinas contadoras industriales capaces de clasificar 10.000 monedas por minuto con una precisión del 99,995 por ciento.