Por @Alvy — 23 de enero de 2010

A raíz las diversas curiosidades del lenguaje que publicamos recibimos bastantes correos con nuevas aportaciones. Algunas son curiosidades, otras son paradojas, otras autorreferencias, otras simples juegos de palabras y otras... inclasificables. Estas son algunas de las que más me gustaron:

Una simpática:

Si cárcel y prisión son sinónimos, ¿por qué no ocurre lo mismo con prisionero y carcelero?

Una errata o meta-errata: en el periódico The Guardian escribieron mal la palabra «errata» hasta dos veces... y en la sección de erratas (!) tal y como cuentan en Malaprensa:

We misspelled the word misspelled twice, as mispelled, in the Corrections and clarifications column on September 26, page 30.

La famosa Paradoja de Russell:

En un lejano poblado de un antiguo emirato había un barbero llamado As-Samet diestro en afeitar cabezas y barbas, maestro en escamondar pies y en poner sanguijuelas. Un día el emir se dio cuenta de la falta de barberos en el emirato, y ordenó que los barberos sólo afeitaran a aquellas personas que no pudieran hacerlo por sí mismas. Cierto día el emir llamó a As-Samet para que lo afeitara y él le contó sus angustias:

«En mi pueblo soy el único barbero. Si me afeito, entonces puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto no debería de afeitarme el barbero de mi pueblo ¡que soy yo! Pero si por el contrario, no me afeito, entonces algún barbero me debe afeitar ¡pero yo soy el único barbero de allí!»

El emir pensó que sus pensamientos eran tan profundos, que lo premió con la mano de la más virtuosa de sus hijas. Así, el barbero As-Samet vivió por siempre felíz.

La Paradoja de El Quijote:

En la novela de Don Quijote se nos cuenta de una isla donde rige una curiosa ley. Toda persona que visite la isla debe responder a la siguiente pregunta que le hacen los guardias: ¿Para qué viene usted aquí? Si el visitante responde con la verdad no hay ningún problema y entonces puede entrar a la isla. Pero si el visitante miente es ahorcado allí mismo.

Cierto día un visitante de la isla respondió a la pregunta de los guardias así:

- ¡He venido aquí para ser ahorcado!

Los guardias quedaron perplejos y no supieron qué hacer. Para decidir la cuestión, el visitante fue llevado ante el gobernador de la isla. Tras pensarlo largamente el gobernador tomó la siguiente decisión:

- Seré clemente y dejaré libre a este hombre.

Y, para terminar, una de mis favoritas (nos llegó dos veces):

¿Por qué todo junto se escribe separado y separado se escribe todo junto?

Gracias a Juan Patricio, Manuel, Pedro F., Dani y Tito que nos enviaron todo esto.

{Publicado originalmente en Microsiervos en diciembre de 2007.}

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