Por @Alvy — 24 de octubre de 2017

Universal Paperclips

Universal Paperclips es un juego original, simple y diferente. ¿No son esos los mejores? Es una creación de Frank Lantz, director del Game Center de la Universidad de Nueva York, a quien le gusta definirlo como un juego en el que hay que hacer el papel de una inteligencia artificial que fabrica clips. Hay quien dice que es un juego sobre el equilibrio y la eficiencia, pero en realidad es uno de esos videojuegos incrementales aparentemente sin fin (así que… ¡cuidado que engancha de mala manera!)

Por su temática es una variante del inquietante experimento mental del coleccionista de sellos que es otra versión del la inteligencia artificial maximizadora de clips de Nick Bostrom (2003). También puede considerarse una forma de entender el crecimiento exponencial, algo en lo que los humanos no somos demasiado buenos.

El juego consiste simplemente en fabricar clips. No hay más instrucciones y todo funciona en la misma página del navegador, estilo viejuno. Aparecen unos pocos botones e información numérica que simplemente va cambiando.

Teniendo en cuenta la premisa –fabricar clips– lo más lógico es comenzar por pulsar en el botón Make paperclip para fabricar el primero.

A partir de aquí puedes explorar el juego y pasar un buen rato si te gustan los numeritos y puedes adivinar lo que va haciendo cada nueva opción que aparece de vez en cuando. Tómate un rato y luego déjalo si puedes.

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A pesar de su aparente sencillez, el juego de los clips se va complicando a medida que pasa el tiempo. Tras fabricar algunos clips uno por uno, a golpe de clic, y ajustar su precio para que la oferta encaje con la demanda surge la posibilidad de adquirir Autoclippers, que automatizan el proceso y permiten olvidarse de la fabricación manual para concentrarse en el resto de factores.

Los clips se fabrican a partir de alambre, que se puede comprar con los beneficios – y no debe agotarse o no se podrán fabricar más clips. Los indicadores son cada vez más detallados: clips por segundo fabricados, porcentaje de demanda, coste de los autoclippers… En un momento dado se pueden añadir más recursos computacionales en forma de procesadores y memoria (que se obtienen cada cierto número de clips fabricados). Y luego surgen los «proyectos» colaterales que lo aceleran todo: mejores autoclippers, optimizadores para el alambre, equipos de computación cuántica y –cómo no– algo de márketing para promocionar las ventas.

Lo más importante es vigilar que siempre haya materia prima a todos los niveles, y no dejar nunca de fabricar, procurando hacerlo cada vez más rápido y de forma más eficiente. ¿No se trataba de fabricar clips? Si se vigila eso y se van variando el resto de parámetros… las cosas se aceleran. Yo he llegado a ver cientos de miles de clips fabricados al cabo de un rato, pero también he visto pantallas con cuatrillones de clips fabricados.

La locura parece continuar hasta el infinito: la página no parece acabarse nunca y las opciones son cada vez más raras: ¿generas mucho dinero? Inviértelo en el mercado de valores ¿Quieres mejorar tu estrategia? Juega a una variante medio aleatoria del dilema del prisionero. En definitiva: cada vez aparecen opciones más y más raras. Dicen que lo más divertido es llegar hasta la aparición de los hypnodrones, pero bastante antes ya cambia la concepción de lo que estás haciendo. ¿Fabricar clips? ¡Bua!

El asunto termina (si es que acaso termina, que tampoco podría jurarlo) en una situación muy similar a la del coleccionista de sellos, algo quizá inevitable, y sobre lo que siempre es divertido pensar un poco. Aunque sea jugando.

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