Por @Alvy — 15 de junio de 2016

Skate eléctrico Monkey Balance

Nos propusieron muy amablemente probar el Electric Skateboard Monkey Balance, un nuevo modelo añadido recientemente a la línea de hoverboards de MB. Siempre había tenido curiosidad por probar uno de estos, así que aprovechando que el coche estaba en el taller usé este skate como medio alternativo de transporte durante toda una semana. Y la experiencia fue muy bien.

El skate eléctrico es realmente fácil de dominar y cualquier niño puede hacerlo; en mi caso ha sido como lo que se suele decir de montar en bicicleta: aunque la última vez que monté en uno fue quizá hace 25 o 30 años, simplemente no se olvida. Eso sí: hay que tenerle un poco de respeto y no hacer el cabra ni arriesgar más allá de lo necesario. En otras palabras: YOLO… Pero andar con un brazo partido no es agradable. Los niños-adolescentes lo pueden usar sin problemas si han usado antes cualquier otro tipo de skate; incluso los que solo han rodado con patines aprenden con soltura tras un rato de trucos y consejos.

Características y preparación

Skate MB / El Retiro

Una de las cosas que más me gustaron es que cuando llega el skate eléctrico en su caja el unboxing es casi instantáneo: sacarlo y ponerse a rodar. Inicialmente hay que recargarlo en una toma de red (también el controlador, por USB) y en unas horas 2-3 horas está con luz verde y listo. De ahí en adelante si se agota la batería con un par de horas de carga cada uno o dos días es más que suficiente. Para los interesados en detalles: es de tipo Li-Ion de 8 Ah.

Su tamaño es de 95 cm de longitud y 8 cm de altura. No soy un experto en el tema pero por lo que he leído está a medio camino entre los longboards más cortos y los skates más grandes (también más maniobrables). Los materiales me parecieron de muy buena calidad. En cualquier caso su nombre propio es «Skateboard», así que me quedo con eso. Las ruedas (tail/nose) van «fuera» de la tabla y encajaría con la definición del tipo cruising. Controlarlo es un poco como hacer snowboard: los giros más extremos y cerrados no son triviales – a menos que vayas con guantes, rodilleras y arriesgando a tope.

Skate MB / Motor
El motor brushless del Monkey Balance con su correa de transmisión directa a la rueda trasera

Su peso es de 6 kg: no es especialmente ligero pero tampoco excesivamente incómodo para llevarlo bajo el brazo un rato. El peso extra se debe sobre todo la batería –tan grande como la propia tabla, por cierto– y en parte el pequeño motor sin escobillas de 1.200W que impulsa una de las ruedas traseras. Las ruedas son de poliuretano y parecen resistentes a la vez que flexibles. (Incluye una herramienta de ajuste.)

La velocidad límite teórica del Skateboard MB es de 30 km/h y depende del peso, asfalto, estilo de rodadura, etcétera. Sinceramente: no llegué a alcanzar el límite porque 20 o 25 km/h (según marcaba mi GPS, probando en un carril bici desierto) me pareció «suficiente». Pero tirar, tira. (A diferencia de una bici, ir «flotando» y en equilibrio no te da la misma seguridad en caso de tropiezo o imprevisto). En cualquier caso bastaría lanzarse pendiente abajo para experimentar algo más «fuerte». Eso sí: cuanto menos peso, mejor. El peso máximo es 120 kg, por encima de los 100 kg a los que suelen estar limitados en otros chismes de este estilo.

Un dato importante: en condiciones normales con una carga completa su autonomía es de 25-30 kilómetros, que hay que ajustar según el peso, tipo de asfalto y pendientes del recorrido. En mi caso un día que estaba con una carga ya empezada, en un recorrido callejero con un desnivel total de unos 25m (primero cuesta abajo, la vuelta hacia arriba) comenzó a marcar luz amarilla de «batería baja» (teóricamente ~20%) a los 14-15 km y se descargó totalmente a los 17-18 km. Un buen detalle es que si vas cuesta abajo tiene el famoso freno regenerativo ABS y recarga la batería un poco. Pero lo genial es que puede llegar a subir pendientes del 30%: a mi no me dejó sin subir calle alguna en todo el tiempo que estuve con él, que serían unos 40-50 km en total por diversas zonas.

Control y uso cotidiano

Controlador / Skate eléctrico Monkey BalanceLa forma de controlar el skate es mediante un controlador remoto «estilo Wii» que se lleva en la mano, atado con una pulsera a la muñeca (lo que le salvó de salir volando en un pequeño «incidente»). La palanca analógica tiene un «punto muerto» y al moverla hacia adelante el skate acelera y al hacerlo hacia atrás frena. Tiene su truco, pero se trata de operarlo con la máxima suavidad posible, como en los coches. (Cuidadín con el freno: cuesta más acostumbrarse y tan solo frena en pendientes muy poco inclinadas). El controlador técnicamente utiliza Bluetooth para la conexión inalámbrica: una vez pulsado el botón de encendido se empareja instantáneamente y sin fallos – nada de contraseñas ni secuencias raras. Cuando se lleva el skate en la mano, por ejemplo para cruzar una calle o subir escaleras es mejor desactivarlo, basta apretar 3 segundos.

Skate MB / On-OffEl motor del skate se enciende o apaga con un Gran Interruptor Rojo que hay junto al motor en la parte de atrás. Es un efecto curioso el hecho de que tenga un ventilador interno (para refrescar un poco la batería), lo cual le confiere un zumbido característico. Puedes hacer el ganso pensando que es el encendido del hoverboard volador del futuro de Marty McFly o –mi favorito– «atraer el skate con el poder de la Fuerza» aunque lo tengas a varios metros. Ideal para comenzar a rodar o incluso para llevarlo cual perrillo junto a ti si eliges andar un rato.

Otra cuestión sobre el uso cotidiano es que –aunque la intuición nos haga pensar lo contrario– ir todo el rato de pie sin moverse demasiado cansa un poco. En otras palabras: por comodidad se suele ir en una postura muy estática, sin impulsarse ni tener que maniobrar mucho. Es curioso porque es un efecto muscular bien conocido, que también se experimenta en los Segways: no cambiar de postura también cansa. Así que conviene usarlos en tramos de quizá 15-20 minutos máximo y luego parar, andar o cambiar de postura y relajarse ejercitando los pies un poco.

Normativa y sentido común

Investigué un poco lo básico antes de ponerme a rodar, lo suficiente como para descubrir que –como suele pasar con todo avance– no hay una normativa específica y que además puede variar de ciudad en ciudad y país en país. En Madrid por ejemplo un monopatín, ya sea mecánico o eléctrico no es un vehículo como una moto o una bici; es más bien como unos patines, de modo que técnicamente un skater es un peatón. Eso quiere decir que debe circular por la acera (no por la calzada) y además hacerlo a «paso de peatón» – que pueden ser desde 3 km/h andando tranquilo a los 8-10 km/h de los runners. También se puede ir por el arcén si ir por la acera se vuelve peligroso para otros peatones. Llevar casco es opcional pero de sentido común.

La normativa respecto al uso del carril bici (que es una opción excelente al ser liso y sin adoquines) varía de unas ciudades a otras: en algunas está prohibido –porque el skater es peatón, no bici– y en otras está permitido. En general las ciudades y la combinación de peatones + coches + bicis + patinadores + skaters (y si añades hoverboards, Segways y similares ya ni te cuento) está resultando bastante explosiva y controvertida.

En mi opinión con sentido común y respeto la cosa podría ir sobre ruedas, pero parece que eso brilla por su ausencia en muchos sitios. Así que mejor tener claro dónde se va a usar uno de estos «medios de transporte alternativos» y no dar por supuesto que se puede hacer todo tipo de cosas. En mi ciudad, por ejemplo, Madrid Río es un recorrido estupendo; también muchos carriles bici del Anillo Verde Ciclista que están vacíos gran parte del día. Y hay parques de skate y –cómo no– lugares especializados como el Paseo de coches de El Retiro o cualquier zona libre del Parque Juan Carlos I, por mencionar algunos.

Conclusión

Con un precio de 549 euros, he visto que está dentro de lo razonable entre la variedad de skates/longboard eléctricos similares que hay por ahí. Teniendo en cuenta que los longboards tradicionales (sin motor) se venden entre 50 y 100 euros los «de juguete» y entre 100 y 400 euros los de mayor calidad, creo que el precio es adecuado.

De cara a plantearse su uso, basta pensar en el tipo y frecuencia de uso. Para mi está claro que este skate es para un rato de entretenimiento divertido: basta buscar un lugar apropiado en el que pasar un buen rato yendo y viniendo. Algo así como lo que la mayor parte de la gente hace con la bici: usarla los fines de semana y con buen tiempo, como «transporte secundario» o para ratos de ocio, no como medio principal.

En general los puntos fuertes del Skateboard eléctrico Monkey Balance me parecieron su facilidad de instalación (cero problemas) y uso, la duración de la batería y tiempo de carga y –sobre todo– el hecho de que sea pequeño y transportable – lo que permite combinarlo con ir en metro, autobús, coche, subirlo en ascensor, etcétera. Y si te quedas sin batería, siempre puedes volver rodando normalmente, como si no tuviera motor.

Quizá este skate podría ser más ligero pero eso parece difícil, por no decir imposible. Mis únicas incógnitas son si el mantenimiento a largo plazo es sencillo y barato o cuál puede ser la vida de la batería. Mientras tanto la diversión está asegurada y como experiencia es un poco «diferente». Lo cierto es que tras probarlo y luego pasar unos días sin él… ¡Lo echas de menos!

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