Según explican en este vídeo del canal What If si una persona cayera una piscina, río, charca o similar donde hubiera decenas o cientos de pirañas, podría salir de allí sin problemas y sin ser devorada. La razón es sencilla: lo de que «las pirañas son capaces de comerse a una persona viva en cuestión de segundos o minutos» es una leyenda urbana como tantas otras. Se atribuye al presidente estadounidense Roosevelt hacia 1914.
El caso es que al parecer las pirañas son peces bastante tranquilos, no tanto como para decir «veganos» pero sí omnívoros; muchas especies se alimentan sólo de insectos y plantas acuáticas. Tan solo algunas variedades son carnívoras, pero comen básicamente otros animales de su tamaño. Y sabemos que las pirañas –megapirañas aparte– no son tan grandes como se suele creer; normalmente de 15 a 25 cm y como mucho 40 o 50 cm las más grandes. Así que si te cayeras al agua al ser más grande que ellas te tratarían con respeto y sin demasiado interés por comerte.
Las únicas excepciones a la regla son que (a) estuvieran extremadamente hambrientas y (b) que fueras carne muerta. En esas circunstancias un grupo de varios cientos de pirañas podría comerse animales grandes en unos minutos, pero es relativamente raro. Y excepto los malos de las películas tampoco hay mucha gente que se dedique a criarlas para dejarlas pasar hambre y que se coman a la gente.
Eso sí: las pirañas huelen la sangre a gran distancia y defienden a sus crías, pero todo lo anterior sigue siendo aplicable. De hecho dicen en el vídeo que según la ciencia «No hay un solo registro completamente demostrable de alguien que haya muerto devorado por una piraña».
Tampoco es que yo me vaya a meter en el primer río amazónico por el que pase para comprobarlo de primera mano; me da un poco de yuyu pero bueno es saber que este asunto está en la lista de las leyendas urbanas y no en la de «amenazas potenciales».
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