Desde hace décadas circula el chascarrillo –que igual hasta por aquí hemos repetido alguna vez– de que el famoso Error 404 que aparece cuando no se encuentra una página tenía un en el mundo real. Se decía que se correspondía con el «número de habitación» de una sala del CERN donde trabajaban los servidores y sus programadores. Sin embargo, en el artículo Page Not Found: A Brief History of the 404 Error (Wired) Robert Cailliau, uno de los pioneros de la Web de hipertexto, lo desmintió con rotundidad:
La decisión de elegir el 404 fue arbitraria. El 404 nunca existió como sala ni lugar físico en el CERN. Es un mito.
Esta decisión se tomó cuando se catalogaron las respuestas del protocolo HTTP, que están agrupadas por rangos:
- Informativas (100–199)
- Satisfactorias (200–299)
- Redirecciones (300–399)
- Errores de los clientes (400–499)
- Errores de los servidores (500–599)
Al «Página no encontrada» le tocó el 404 y eso es todo.
Es interesante, empero, que aunque ese mítico lugar no existiera, programadores y técnicos han disfrutado haciendo la gracia de renombrar sus salas de servidores en empresas y escuelas como «404», de modo que ahora existir, existen.
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