En este episodio de Adam Ruins Everything se descubre que eso de los famosos «machos alfa» es completamente falso. No solo no existen en lo que la gente interpreta comúnmente como el «macho alfa» en los grupos humanos (hombretones con gran capacidad de liderazgo, personalidad y atractivo para las féminas) sino ni siquiera entre los lobos, que es donde surgió el concepto.
Según explica toda la confusión se debe al trabajo que el naturalista David Mech publicó en 1977 acerca de las observaciones de las dinámicas de una manada de lobos, donde unos parecían liderar a los otros. El término «alfa» se popularizó (junto con otros como beta, omega y medio alfabeto griego) y sus lectores quedaron tan encantados que lo extrapolaron a la sociedad humana: «unos mandan y otros obedecen», como en la vida misma.
Pero cuando 20 años después ese mismo autor intentó replicar las observaciones se dio cuenta de que esos «lobos alfa» eran simplemente los progenitores de la manada y que simplemente estaban cuidando a sus crías. Por más que intentó explicarlo ya nadie le hizo caso –especialmente los defensores de los lobos– porque el término había quedado demasiado enraizado en todo tipo de publicaciones – y se aplicaba a los monos, en las empresas, en el cortejo humano… Y así hasta hoy.
Tal y como explican en Is The Alpha Male A Myth? The Science Behind The Concept, Explained una cosa es que en ciertos ámbitos exista una jerarquía y otra es que sea válido el concepto de «macho alfa» tal y como se originó o suele interpretarse.
La realidad es que no existen «machos alfa» (ni beta ni omega ni nada de nada) simplemente porque tanto los animales como las personas se comportan de forma diferente en situaciones diferentes. Quizá alguien tímido a la hora de buscar pareja es agresivo en el trabajo, o dominante en la familia pero un corderito ante la autoridad. Así que en la práctica la valide del concepto es más bien cero.