Desde El robot de Platón nos llega este genial y aclarativo vídeo acerca de los mitos que circulan acerca de las fotos «reales» de nuestro planeta Tierra tomadas desde el espacio, principalmente las de NASA, claro. La referencia a «reales» se refiere a sin retocar, es decir más allá del ajuste de brillo y contraste y el recorte, y no al uso de técnicas como Photoshop (o similares), al montaje mediante solapamiento de varias fotos en una o al uso de colores falsos, la modificación más habitual.
Aldo recuerda algo que quizá todavía sorprende a algunas personas –y que ha mencionado en otros vídeos– y es que todas esas fotos que muestran «nuevos planetas recién descubiertos en otros sistemas solares» son en realidad interpretaciones artísticas: o bien pinturas o bien imágenes creadas por ordenador – con mucho estilo eso sí. Pero es que simplemente ningún telescopio puede captar una fotografía de un «planeta muy, muy lejano».
También explica que las fotografías de galaxias lejanas son principalmente montajes con los llamados colores extraterrestres: básicamente lo que recibimos de ellas son unos y ceros en los sensores de cámaras digitales, que luego se interpretan «para que quede bonito» y se colorean para destacar detalles interesantes. A las imágenes tradicionales en película fotográfica también se les solía aplicar todo tipo de transformaciones también –incluyendo el coloreado– además de que lógicamente tanto las digitales como las analógicas son fotografías de larga exposición, algo que jamás captarían nuestros ojos. ¡Oh, desilusión!
Respecto a las fotos de la Tierra incluso la famosa Canica azul (Blue Marble), una foto icónica, es un precioso montaje, tal y como explica la NASA. Robert Simmon montó mediante solapamiento 10.000 fotografías tras varios meses de observaciones de satélite hasta conseguir cubrir el planeta entero. El resultado, un precioso planeta a 43.200 × 21.600 píxeles – a lo que luego añadió nubes de otras 200 fotografías de satélites meteorológicos. Esas fotografías además no son como las convencionales: muchos satélites obtiene las imágenes «a tiras»; el satélite en cuestión estaba a unos 2.000 km y hubiera sido imposible que fotografiara todo el planeta de una sola vez. (Aunque tenemos satélites en órbitas mucho más altas que toman fotografías constantemente, ej. EPIC.)
Más «reales» en el sentido estricto las Blue Marble del Apolo 8, Apolo 10, Apolo 11 y la que se considera Auténtica Canica Azul al verse completa: la del Apolo 17. Su resolución no es tan buena como otras –al fin y al cabo tiene décadas– pero es genuina cien por cien. En resumen: la buena, buena es la que muestra África; la del montaje de Simmons, anterior, muestra América.
El vídeo también explica detalles como por qué en algunas fotos la Tierra completa se ve más grande o más pequeña (depende de la lente, obviamente) o dónde están los satélites que la orbitan: sencillamente son tan pequeños en comparación que son literalmente imperceptibles, algo que ya hemos explicado más de una vez como una cuestión de escala.
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