Por @Alvy — 1 de abril de 2007

En la cena del otro día una amiga contaba como cierta la leyenda urbana del «conductor y el piloto automático» que básicamente viene a decir que…

Tras un accidente, un conductor denunció al fabricante de coches al que había comprado una autocaravana equipada con «piloto automático» [control de velocidad o cruise control]. Mientras iba por la carretera conectó el piloto automático y se fue a la parte de atrás a echarse una siesta. Naturalmente el vehículo se estrelló, pero él puso una denuncia: en el manual no se explicaba que había que seguir conduciendo al volante y gracias a eso terminó ganando el caso y una gran indemnización. Por eso ahora en los manuales de coches con control de velocidad dice esa estupidez de «Precaución: aunque conecte el piloto automático, debe usted seguir conduciendo el vehículo.»

La biblia de las leyendas urbanas Snopes.com tituló esa historia como Cruise [Un]Control y se remonta a 1987, con variantes de todo tipo, especialmente el protagonista. Es un estilo de leyenda bastante típica basada en una historia graciosa que se rie de la incapacidad de la gente para dominar la tecnología; suelen hacer referencia a personajes tales como viejecitos, extranjeros, mujeres o algún otro tipo minorías o sencillamente «un tonto».

Lo interesante del asunto es que aunque le repliqué a mi amiga que se trataba cien por cien seguro una leyenda urbana, insistió en que las advertencias estúpidas (algunas molarían más todavía que esas) tienen ese origen real: situaciones absurdas que llegaron a juicio y obligaron a las empresas a incorporar los mensajes absurdos de advertencia.

Si bien es seguro que entre alguna de las que se pueden leer habrá alguna con ese origen o algo mínimamente relacionado, es más cierto que la mayor parte de ellas son historias totalmente falsas (y tampoco habría que descartar la estupidez de algunos de los que las escriben a veces, de un extraño sentido de la anticipación de problemas o de que las leyes sean distintas en cada país respecto a todo eso). Snopes referencia una lista llamada Stella Awards que recopila este tipo de hoaxes e historias falsas relativas a juicios, pleitos, denuncias y asuntos legales. Son un tipo de bromas y leyendas urbanas extremadamente fáciles de comprobar porque toda la jurisprudencia está perfectamente informatizada y documentada. Si se menciona algo sobre casos y juicios, y con una búsqueda no aparece, es que no sucedió.

Por otro lado, seguimos hablamos de algunas historias aparentemente similares que circularon estos días, como la del mujer británica que cayó con su Mercedes al río o el motorista alemán que se estrelló contra las vías de un tren, ambos extraños accidentes ocurridos según cuentan «por hacer caso de las indicaciones del navegador GPS de sus vehículos». Esos casos parecen tener muchos más datos reales, nombres, fechas y lugares e incluso podrían ser relativamente comunes (aunque tienen ciertos signos de leyenda urbana, estos parecen verídicos, si bien con protagonistas desafortunados o detalles exagerados para hacerlos más llamativos o causar una sonrisa) – pero de ahí a que eso lleve a denuncias que hagan que los fabricantes cambien los textos de advertencia de los manuales… hay un todo un trecho.

Lo más gracioso se la situación fue que para contrarrestrar algunas de las explicaciones mi amiga mencionó entonces que también los microondas llevan advertencias como la de «no utilizar con animales vivos» y contó la historia de la señora que metió al gato en el microoondas para secarlo, que es sin duda una de las más legendarias leyendas urbanas, por decirlo claramente. Esa leyenda lleva circulando desde 1976 con microondas y desde 1942 con hornos tradicionales, con infinitas variaciones. Llegados a ese punto y tras muchas risas de todos los asistentes, decidimos que era mejor tomárselo con humor, pasar al postre y olvidarnos de las supuestas advertencias legales absurdas para concentrarnos en… las tartas y los cafés.

Actualización (2 de abril de 2007): Warein me avisó de que Elvira Lindo publicó como cierta otra versión de esta leyenda urbana el pasado día 11 de enero de 2006 en El País, titulándola Zoquete (€):

Una asociación americana de abogados premia los casos más extravagantes que se han ganado en el año. El ganador de 2005 no decepciona: se premió a un abogado que defendía a un tipo que había comprado una caravana con navegador por satélite incluido. El cliente, un zoquete integral, entendió que una vez que le metía al navegador la información del destino al que quería llegar, el navegador navegaba solo. Zoquete escribió en la pantallita, Indianapolis, y se fue a echar un pitillo a la parte trasera dejando al supuesto piloto automático hacer su trabajo y pensando, ¡esto es vida! En la primera curva la caravana se empotró contra un árbol. Natural. El abogado de Zoquete apelando a que en las instrucciones del navegador no se especificaba si el aparato navegaba solo o con ayuda de otros, consiguió una indemnización para su cliente, que sigue siendo un zoquete, pero henchido de orgullo y millonario.

Leyendo esto, uno se pregunta quién es realmente el/la zoquete ;-)

Pistas: Para empezar, el texto menciona «una asociación americana» pero no da su nombre. Si se tratara de los Stella Awards el premio de 2005 no coincide con este, tampoco ningún otro. En cualquier caso, la mayor parte de las historias que circulan como «Stella Awards» son falsos. Snopes.com explica que este y otros casos de los Stella Awards son invenciones y también se puede leer sobre ello en The Stella Awards (Urban Legends and Folklore) en About.com y Imaginary Cases & Urban Legends: The Stella Awards Debunked en la AAJ (Asociación Americana para la Justicia). Según esta asociación, la broma pretende «perpetuar el mito de que hay una crisis en las demandas y cuestiones legales en América (…) utilizando ejemplos falsos para minar la confianza de la gente en el sistema legal.»

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