Por @Wicho — 12 de enero de 2013

Apocalipsis Z: el principio del fin por Manel Loureiro4 estrellas: muy entretenido Apocalipsis Z: el principio del fin. Manel Loureiro - @Manel_Loureiro . Versión Kindle. Español.

A un grupo de rebeldes caucásicos no se le ocurre mejor cosa que asaltar unas instalaciones militares rusas en las que resulta que se almacena un agente biológico muy chungo y se las apañan para liberarlo.

Ante el mutismo inicial de las autoridades soviéticas varios países envían allí equipos de ayuda, pero pronto se ven infectados también por este extraño agente.

Esto hace que las autoridades de sus respectivos países decidan evacuarlos a la mayor brevedad posible, lo que no hace sino contribuir a la expansión mundial del contagiosísimo bicho que resulta que convierte en zombies a los muertos, y a los que están vivos y se ven infectados los mata para luego convertirlos en zombies.

El protagonista de la novela es un abogado que vive con su gato en Pontevedra, sí, la de Galicia, en España, que va contando en su blog lo que va pasando según se va enterando a través de las noticias y de Internet de lo que está pasando, aunque pronto Internet deja de funcionar y tiene que recurrir al papel y al lápiz.

De alguna forma se las apaña para sobrevivir (y sí, aquí vienen los chistes de abogados), pero por el camino tiene que ir asumiendo que la civilización como la conocía ha dejado de existir y tiene que irse endureciendo para hacer cosas que ni por asomo se creía capaz de hacer antes (sí, a pesar de ser abogado).

Como es de rigor, además de enfrentarse a unos cuantos zombies y escapar más o menos por los pelos mientras va aprendiendo que con ellos pocas bromas, también descubrirá que los pocos supervivientes que hay como él no siempre albergan buenas intenciones.

Sin ser lector habitual del género (esta es mi segunda novela de zombies después de Los camintantes), me resultó muy entretenida, así que sin duda me leeré las otras dos novelas de la serie, Los días oscuros, que por algún WTF editorial no está disponible en versión electrónica, y La ira de los justos, con lo que estoy seguro de que Manel me perdonará los chistes de abogados.

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