Por @Wicho — 19 de marzo de 2008

Acaba de hacerse público el fallecimiento a los 90 años de edad de Arthur C. Clarke, el conocido autor de ciencia ficción, quien también fue la primera persona en proponer la idea de los satélites artificiales de comunicaciones en órbita geoestacionaria, también conocida como Órbita de Clarke: Sci-fi guru Arthur C. Clarke dies at 90.

Una foto reciente de Arhur C. Clarke por Sanka Vidanagrama
Una foto reciente de Arhur C. Clarke por Sanka Vidanagrama

Algunas de sus obras más conocidas son el relato corto El Centinela, en el que están basados la novela y la película 2001: Una odisea del espacio, Cánticos de la lejana Tierra, o Cita con Rama, una de las mejores novelas escritas nunca acerca del primer contacto de la humanidad con un artefacto de procedencia extraterrestre.

Clarke muere sin que se haya cumplido su deseo de que aparezcan pruebas inequívocas de la existencia de seres extraterrestres, y ha dejado instrucciones para que su entierro sea un acto estrictamente laico y todo arreglado para que una muestra de su ADN viaje al espacio.

En sus propias palabras,

Un día, una super civilización podría encontrar esta reliquia de una especie desaparecida y yo podría existir en otro tiempo

Mientras tanto, tendremos que conformarnos con leer su última novela, El Último Teorema, co-escrita con Frederik Pohl, cuyo manuscrito final acababa de terminar de revisar hace poco, y que saldrá publicada este año.

Como era de esperar, hay montones de reacciones y pequeños homenajes en Internet. Sin ningún orden en particular,y dejando de lado todos los sitios no personales en los que ha salido la noticia, estos son los que he ido encontrando:

Hasta la NASA ha hecho una declaración oficial sobre su muerte, NASA Statement on the Death of Arthur C. Clarke.

No le falta razón a PZ Myers cuando dice que sus últimos libros eran espantosos, pero de todas estas reacciones me quedo quizás con lo que escribe Phil Plait sobre la idea de Clarke de colocar satélites artificiales en órbita geoestacionaria:

Le debemos el mundo a Clarke.

(Gracias por el aviso inicial, Miguel, Orlando, Juan, y Scila.)

Actualización con algunos enlaces interesantes más:

Actualización final, una crónica del funeral en A teary farewell for sci-fi master.

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