Leviathan Falls por James S. A. Corey. Orbit (2 de diciembre de 2021). 528 páginas. Inglés.
He devorado y terminado con pena y a la vez con alegría Leviathan Falls, la novena y última novela de The Expanse. La última en el sentido de que no habrá más; en galego diríamos derradeira, que es mucho más descriptivo. Con pena porque The Expanse es de lo mejor que le ha pasado a la ciencia ficción en mucho tiempo. Con alegría porque es un digno aunque agridulce fin a la saga.
Lo que no quiere decir que sea una novela redonda. De hecho, al menos para mí no lo es. Y por tanto no es mi favorita de la serie. Por comentar algunas cosas, sin «spoileres» y sin meterme mucho en el argumento para quienes aún no la hayáis leído: la novela tarda como medio libro en arrancar de verdad; todo el arco de Tanaka me sobra bastante, pues podía haber tenido igual el papel determinante que tiene sin todo el relleno; los autores han sido un poco cobardes –o cautos de más– al abordar –o no– según qué temas; y hay algunas concesiones muy claras al fandom que quizás se podían haber ahorrado, como quizás el epílogo. Pero dejan el gran arco central de la saga convenientemente cerrado.
Aunque como decía, es un digno fin para The Expanse, una saga que a fin de cuentas, como dijo Brian Talerico en Rolling Stone en su momento, es «la historia de personas que luchan por su pequeña esquina del universo día tras día, y de cómo la gente reacciona al miedo – miedo a los otros, miedo a lo nuevo, miedo a las desigualdades, miedo a la muerte». Y como digo yo siempre, la buena ciencia ficción es la que nos hace reflexionar acerca de quienes somos de verdad.
Así que toca decir adiós al universo de The Expanse. Pero es cierto que el epílogo que deja abierta la puerta a una vuelta a ese universo. Quién sabe. Y es que… To na kang setóp da mesach!
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