Typhoon por Mike Sutton. Michael Joseph (25 de noviembre de 2021). 358 páginas. Inglés.
Una visita a la cabina de un Boeing 737 a la vuelta de un viaje familiar cuando tenía 16 años hizo que Mike Sutton decidiera que quería ser piloto de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) en lugar de abogado. Primero lo intentó or la vía directa, solicitando el ingreso a los 17 años, pero no lo consiguió. Así que se matriculó en Filosofía en la Universidad de Southampton con la idea de intentar entrar a través de su Escuadrón Universitario del Aire.
Y así fue como en el verano de 1999 llegó a la base de Cranwell para empezar su instrucción como piloto de la RAF. Sin demasiados sustos ni dificultades consiguió pasar los sucesivos cursos y poco después de los atentados del 11-S terminó asignado al 6° Escuadrón com piloto de Jaguar en formación. Aunque para aquel entonces ya era un modelo obsoleto y en vías de ser retirado.
Quizás para compensar eso, una vez terminado su servicio en el 6º Escuadrón, fue transferido al 11º Escuadrón, uno de los primeros de la RAF en ser equipado con Eurofighters. De ahí a un trabajo de oficina durante dos años como algo necesario para seguir subiendo en el escalafón. Y de ahí al 1º Escuadrón como Comandante de Ala.
El 1º es el escuadrón más antiguo de la RAF. Ha participado en casi todas las operaciones militares británicas de una cierta envergadura desde la Primera Guerra Mundial. Y fue el escuadrón escogido para enviar a Chipre cuando a finales de 2014 el gobierno del Reino Unido decidió involucrar sus fuerzas armadas en la lucha contra el ISIS en Irak y Siria. Al mando del destacamento del 1º estuvo «Sooty», quien participó en decenas de misiones durante los cinco meses que estuvieron en combate.
Este libro autobiográfico cuenta la historia de Mike «Sooty» Sutton desde que decidió que quería entrar en la RAF hasta que terminó el despliegue de su escuadrón contra el ISIS. A mí, como aerotrastornado que hubiera querido ser piloto, aunque no necesariamente de caza, me suelen enganchar las biografías de aviadores. Y esta no ha sido excepción.
Me ha parecido además que gana puntos porque no se queda solo en la parte de las operaciones de vuelo sino que se mete –aunque también es cierto que no en mucha profundidad– en lo que se le pasa por la cabeza a una persona que parte de su trabajo implica la probabilidad de tener que matar a otras. O en el desgaste psicológico que supone estar siempre a punto, sin querer decepcionar a las personas con las que sirves, y las consecuencias nefastas que puede tener el no reconocer y tratar el estrés que ello conlleva.
En fin, que recomendado sin duda alguna si eres del ramo del aerotrastorno.
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