Por @Alvy — 11 de agosto de 2003

AskTog ha dado con un ejemplo perfecto de algo que llevaba tiempo meditando:

<generalización injusta> Los abogados hacen más miserables muchas de las experiencias cotidianas de nuestras vidas. </generalización injusta>

Tog lo explica así:

Lawyers are destroying the usability of American products. It's bad enough in the paper world, where user manuals invariably start with an »idiot section« (»Do not use this toaster while taking a bath.«) However, consumers soon learn to skip to section 2, and life goes on.

Además de este ejemplo, AskTog da alguno más, muy divertido: modificaciones en las interfaces de los navegadores GPS de los coches por «cuestiones legales». A lo mejor habrá que «Aceptar» una Advertencia Legal haciendo clic sobre un botón especial, o sólo podrás cambiar de ruta estando el vehículo detenido -- como si el acompañante no pudiera encargarse de manejar el GPS.

El otro día me contaba una amiga alemana que un tipo denunció al fabricante de su navegador GPS porque se metió con el coche en un río que estaba donde el mapa de la pantalla señalaba una carretera. No sé cómo acabaría la historia (¿leyenda urbana?), pero parece cierto que casos de imbéciles como este que no miran por dónde conducen hacen que las empresas se sientan presionadas, salgan los abogados al rescate y añadan más páginas a los manuales, botones de confirmación a las interfaces de los productos y mensajes estúpidos al pie de los correos.

Tog propone una solución:

«What is needed, of course, is a return to the »prudent person« standard in American law, rather than the »biggest damned drunken idiot« standard we now enjoy. (A woman in San Francisco managed to successfully sue the city when she, in a drunken stupor, tumbled down a hill in the middle of the night while attempting to pee on a city-owned bush.)»
Esa definición de «persona prudente» encaja perfectamente con el 99% de la población: estaría bien que esa fuera la norma en vez de ser la excepción.

El hecho es que por culpa de los abogados, todos los vídeos y DVDs comienzan con 20 segundos de «advertencia legal para idiotas» que no hay forma de saltarse: así que hay que esperar mientras lees lo ilegal que es ver ese DVD en plataformas petrolíferas, hospitales y otros lugares pintorescos. Y se supone que cada vez que instalas un software debes leer, saber y recordar que no puedes «exportarlo» a las áreas controladas por los Talibanes en Afganistán, a Cuba, Siria y otros países exóticos. Y hay presencia de abogados en todos los manuales de cualquier producto: en las cajetillas de tabaco, en cada libro que lees y en cada disco que oyes. Son como los códigos de barras, pero en coñazo.

Cuando termine algun día de ver todos los capítulos de Star Trek (unos 35 DVDs entre las cinco series) habré dedicado 35 x 20 seg. = 12 minutos de mi vida a acordarme de los abogados. Y eso es una mínima parte del tiempo que estaré expuesto a sus «advertencias para idiotas». En el fondo creo que eso es lo que persiguen en realidad: demostrar su poder estando en todas partes y recordándonos su presencia.

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