Por @Alvy — 11 de mayo de 2005

Ayer estaba terminado de releer El Gen Egoista de Richard Dawkins, en una edición reciente de Salvat (revisada). Haré una reseña completa al terminarlo, para la colección. Pero me llamó mucho la atención una frase impactante, que tiene que ver con un reciente comentario de Wicho sobre las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. La reflexión es la siguiente:

Parece que no se ha conseguido explicar de forma totalmente satisfactoria por qué las dos primeras bombas atómicas operativas se usaron para destruir dos ciudades - a pesar de los deseos en contra de los físicos que lideraban el proyecto, responsables de su desarrollo [en vez de haberlas hecho estallar en algún remoto lugar como «demostración de fuerza»].
Esa sección del libro está dedicada a cómo a veces las demostraciones de fuerza son equivalentes a la fuerza: un mono que grita muy fuerte y se golpea el pecho puede parecer fuerte, esto hace que un otro mono decida no pelear con él, y todos salen en realidad ganando y evitan el desgaste de la lucha. Una buena parte de ese capítulo está dedicada al Dilema del Prisionero que son situaciones equivalentes, bien conocidas de la Teoría de Juegos, aplicable a asuntos tan reales como, en este caso, una Guerra. En el caso de las bombas atómicas, ¿no hubiera sido realmente suficiente esa «demostración de fuerza», tal vez en algún lugar del Pacífico, deshabitado, para evitar la muerte de millones de personas, si tras presenciarla los japoneses hubieran acabado rindiéndose de todos modos?

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