Por @Alvy — 20 de diciembre de 2024

Un viaje a las profundidades del ISO 8583, el lenguaje de las tarjetas de crédito

En un largo y minucioso artículo sobre el estándar que permite gestionar los mensajes en tiempo real entre compradores y bancos, Martin Ek analiza tanto las «piezas» que lo componen como las diferentes opciones que se presentan y cómo se llegó a ellas con el paso del tiempo.

Tal y como cuenta en ISO 8583, el lenguaje de las tarjetas de crédito, este estándar existe desde 1987, mientras que las tarjetas de crédito universales surgieron en 1950. Lo que el estándar controla es el formato y contenido de los mensajes, en una codificación compacta y minuciosa (eran otros tiempos y cada bit contaba), aunque hoy en día suelen ir encapsulados en formato JSON (JavaScript Object Notation) de texto, mucho más legible para los humanos.

En cada mensaje en el ISO 8583 va incluido:

  • Indicador de tipo de mensaje, como «autorización» o «devolución».
  • Mapa de bits: Define qué campos están presentes en el mensaje.
  • Campos de datos: Primitivos (los valores) o complejos (otros campos).

El papel de los mapas de bits es sumamente importante; básicamente codifican en sus bits si hay campos presentes o no (0 = no presente, 1 = presente). Así por ejemplo si el bitmap es 0110 0000 0000 0000, significa que solo estarán presentes a continuación los campos 2 (número de tarjeta) y 4 (cantidad de la transacción).

Hasta aquí la parte fácil, porque a medida que pasó el tiempo las cosas se fueron liando. Para empezar cada red de pagos (Visa, Mastercard, etcétera) retocó el estándar (¡ja!) según sus necesidades, algunas veces con variaciones significativas. Luego se incorporaron diversos formatos en la codificación: ASCII, EBCDIC o BCD compacto, con longitudes fijas o variables, todo para optimizar espacio. El resultado es que existen tanto el ISO 8583:1987 como los 1993 y 2003, que indican los años en que se introdujeron cambios y mejoras.

Una curiosidad es que la codificación EBCDIC (Extended Binary Coded Decimal Interchange Code, Código de intercambio decimal de código binario extendido) es en realidad un legado de los tiempos de los mainframes (!) Aunque hoy huele un poco a rancio frente al Unicode o incluso al ASCII, es la huella que quedó de la época en que IBM rulaba la informática.

¿Y lo que vemos impreso en el frontal de las propias tarjetas? Aunque podría pensarse que forma parte del estándar, la numeración de las tarjetas (técnicamente el número PAN, Primary Account Number) no es el ISO 8583 sino el ISO/IEC 7812. A mi me ha sorprendido al hojearlo que no todos los PAN tienen 16 dígitos, sino que pueden ser entre 13 y 19. Los primeros 6-8 dígitos son el emisor de la tarjeta (un banco o similar). El último dígito es un código de control, calculado con el algoritmo de Luhn, que también se emplea en los IMEI de los teléfonos móviles.

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Por @Alvy — 18 de diciembre de 2024

Aumentan las ventas de bunkers nucleares, aunque los expertos siguen diciendo que quedarse en casa es más práctico y efectivo

Un búnker nuclear no va a salvar tu culo en caso de una explosión atómica cercana, tal y como explican en Nuclear bunker sales increase, despite warnings they won't provide protection (NPR): la falta de un suministro continuo de alimentos, agua o el colapso social posterior en el MundoReal™ es algo que acaba con toda esperanza, así que simplemente es como alargar la agonía.

Visto lo visto, es casi más práctico quedarse en casa, especialmente si tras los primeros avisos eres ágil y sellas todas las ventanas, aislando la ventilación para evitar la lluvia radiactiva inicial. Tras 24-48 horas muchas partículas radioactivas decaen notablemente y, bueno, no es el mejor escenario posible, pero es mejor que nada. Si además tienes una despensa con agua y suministros básicos, mejor que mejor. Esto le encantará a los acaparadores del Mercadona.

Pese a que esto es algo que cualquier experto sabe, los otros «expertos» que venden búnkeres nucleares están haciendo su agosto en algunos países gracias al aumento de las tensiones globales, guerras y amenazas indirectas… o directas, según se mire. Aunque los búnkeres proporcionan un entorno confortable y con cierto atractivo, son una especie de negación de la realidad, que en cualquier caso si sucede el catastrófico evento será chunga, pero chunga.

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Foto (CC) Scott Wylie @ Unsplash.

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Por @Alvy — 16 de diciembre de 2024

TikTokLa huella de carbono anual de TikTok es más grande que la de toda Grecia. O al menos, «probablemente», según estudio de expertos que han analizado el uso de las plataformas sociales, especialmente el tiempo que pasa la gente en ellas. Según dicen ese consumo de electricidad es mayor que el de Instagram, y eso que la red social de Facebook tiene casi el doble de usuarios que TikTok. En el estudio se tienen en cuenta el tiempo que la gente pasa en cada plataforma (30 minutos en el caso de TikTok), el consumo que hacen los millones de dispositivos conectados y también las emisiones asociadas a los centros de datos donde se alojan los servidores de la compañía. No han tenido en cuenta el uso que se hace en las oficinas de TikTok y otras compañías ni la huella de carbón de los 4.400 empleados y sus viajes, que supondría otra pequeña cantidad.

En el fondo, hay quien considera que este tipo de comparaciones tiene su trampa, pues podrín plantearse también como cuestión de prioridades personales. Es como cuando se dice que Bitcoin consume más electricidad que Egipto, otro dato estimado pero relativamente fiable a día de hoy. En este caso Bitcoin consume más del triple que TikTok, y probablemente las emisiones están también en ese orden de magnitud. Pero, en el fondo, cada persona podría preguntarse, ¿en qué prefiero que se consuma la electricidad? Hay gente que preferiría eliminar TikTok, Instagram y hasta WhatsApp de sus vidas; otros eliminarían Bitcoin y todas las criptodivisas, pero también habría quien optaría por tener una criptomoneda segura, o poder ver vídeos de gatos, gente haciendo el ganso y chorradas de todo tipo en vídeos de 60 segundos… por no hablar de eliminar las luces de Navidad, las de los estadios de fútbol o las de las depuradoras de las piscinas porque simplemente no les interesan esas cosas. [Fuente: Greenly + The Guardian; Cambridge Bitcoin Electricity Consumption Index.]

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Por @Alvy — 15 de diciembre de 2024

Una herramienta cronológica para explorar la historia del mundo: TimeMap.org

TimeMap.org es una herramienta para explorar la historia del mundo. Forma parte –o algo así, porque no me ha quedado muy clara la organización– de OldMapsOnline, que básicamente es lo mismo pero más orientado a los mapas. La idea es recorrer los mapas, países y personajes históricos en una cronología, una idea muy bien implementada y que funciona en todos los dispositivos.

En total hay 500.000 mapas históricos en alta resolución, con los que explorar la evolución de las fronteras a lo largo del tiempo. Se pueden superponer mapas antiguos sobre modernos para comparar transformaciones urbanas. También aparecen personajes importantes de la historia, no solo gobernantes, sino también figuras del arte, la política… Imagino que extraen las referencias de la Wikipedia porque en España lo mismo te aparecen El Cid Campeador que Antonio Gaudí o Jesús Gil y Gil, cada cual en su época, claro.

Además de ofrecer todos esos contenidos el sitio busca de la participación en comunidad, gente que pueda aportar digitalizaciones y datos. Tienen una suerte de mecánica de gamificación para acumular puntos al localizar mapas, compitiendo con otros aficionados al tema.

El típico sitio para pasarte horas y horas explorando sus detalles y divagar a lo largo de los últimos miles de años de historia.

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