Por @Wicho — 14 de diciembre de 2004

Supongo que tras haber criticado tantas veces la posición del gobierno de los Estados Unidos en cuanto a lo que seguridad aérea se refiere lo menos que me podía pasar era verme afectado personalmente por el tema, como me pasó en el viaje que acabo de hacer a California.

En el control de pasaportes del aeropuerto de San Francisco el agente Brass pasó mi pasaporte por la maquinita que los lee, lo dejó a un lado, revisó a continuación los pasaportes de mis hijos y el de mi mujer, le tomó las huellas digitales y la foto, como exige la normativa U.S. Visit, y sin tomarme las huellas ni hacerme la foto me los devolvió todos y nos dijo que tendríamos que ir a Secondary Processing, donde sus compañeros terminarían de procesarnos.

Secondary Processing resultó ser una sala con varias filas de asientos en la que en esos momentos había un hombre y una mujer siendo procesados y varios agentes detrás de un mostrador; si has visto en la serie Aeropuerto de la BBC la sala donde los de inmigración interrogan a la gente que les resulta sospechosa, era una sala muy similar. De hecho a mi mujer y a mi casi nos da la risa al comentar el parecido de ambas salas y el que me hubieran enviado allí.

Al entrar nos mandaron sentarnos y al cabo de unos minutos un agente comenzó a hacerme preguntas acerca de mi visita en un tono bastante agresivo: que por qué venía a su país, que cuando me iba, que si los niños eran mis hijos...

Mis respuestas y actitud debieron parecerle convincentes, porque en seguida comentó con sus compañeros

"This guy's good.

I'm gonna clear him."

Y a continuación nos dijo que todo estaba OK y que podía pasar a que me tomaran las huellas y me hicieran la foto y que bienvenidos a los Estados Unidos.

Me quedé con las ganas de preguntar por qué me habían pasado por Secondary Processing, porque me pareció que preguntarlo igual iba a ser tentar demasiado la suerte.

¿Será que algún terrorista usó alguna vez mi nombre como alias? ¿Será que los de inmigración leen Microsiervos? ;-)

Porque por mis pintas no puede ser, pues ya no es la primera vez que me toman por americano, canadiense o alemán, y uno de los que viajaban conmigo realmente tiene pinta de pirao y no le dijeron nada.

En cualquier caso, esta experiencia no ha hecho sino confirmar lo que vengo pensando hace tiempo, que es que los sistemas que han implantado son tan genéricos y difusos que no sirven de nada, y que dan tantos falsos positivos que al final deben provocar el efecto contrario al pretendido y causar una relajación de la gente que los aplica.

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