Por @Alvy — 30 de agosto de 2005

En un artículo de Fernando Trías de Bes de este fin de semana en su columna del dominical EPS (inencontrable, inenlazable) (gracias Pedro por el enlace: Los límites de la publicidad) había una pregunta realmente tonta pero a la vez profunda:

Otro ejemplo de la contradicción legislativa, en lo que en materia de comunicación y venta se refiere, es el consabido y ya manido tema del alcohol y el tabaco. No se pueden anunciar en televisión, pero se puede patrocinar una motocicleta que ocupará más cuota de pantalla que todos los anuncios que un refresco pueda pagar. Y es que, hecha la ley, hecha la trampa. Y aún más, ¿por qué está permitido vender lo que está prohibido publicitar? Desde luego, expresado así, no tiene ningún sentido.
Sería curioso comparar las respuestas oficiales con las respuestas verdaderas.

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