Esta estupenda historia tiene como protagonistas a una estación de radio llamada Rugby Radio Station (GBR) que estaba en Warwickshire, en pleno centro de Inglaterra, y al famoso caserón/estudio The Manor que Richard Branson de Virgin puso a la disposición de Mike Oldfield para que trabajara en Tubular Bells entre 1972 y 1973.
El caso es que esto lo dio a conocer hace más de una década Gerhard Kircher, de Austria [su web ya no existe]. Alguien que firmaba como Brian (GM8PKL) lo comprobó y envió este vídeo a Nathan (del blog Madpsy) quien enlazó y embelleció la historia, que puede verse a partir de 09:50. Y aunque suena muy a leyenda urbana, es justo el caso en el que no lo es; es tan bueno como parece.
El asunto es que a unos 60 kilómetros de The Manor, donde Mike Oldfield pasó largos meses con la producción de su magno álbum, estaba la estación de radio de Rugby, un lugar construido a finales de la Gran Guerra y que durante la Segunda Guerra Mundial se utilizaba como emisora de muy baja frecuencia (VLF) para comunicarse con los submarinos del atlántico norte y para el servicio telefónico entre Inglaterra y Estados Unidos. Esa estación dejó de transmitir en 2003 y cerró en 2007.
La emisora de Rugby operaba en aquella época en la frecuencia de 16 kHz con muchísima potencia, del orden de decenas o cientos de KW, a través de 57 gigantescas antenas como las que habrás visto alguna vez junto a la carretera en instalaciones especiales, normalmente militares. Tal era su potencia que interfería con algunos equipos electrónicos modernos para la época, como los micrófonos más sensibles – un poco como cuando ponías los viejos teléfonos analógicos cerca de un altavoz y se «oían» las señales de prellamada. No era algo perceptible porque aunque los 16 kHz están dentro de la frecuencia del oído humano son apenas perceptibles, pero se pueden ver con un analizador de frecuencias, como el conocido SDR#.
El asunto es que si se examina Tubular Bells pasando el audio del CD por un analizador de señal, observando exactamente en los 16 kHz, con modulación CW y ancho de banda de 300 Hz, se puede amplificar la frecuencia y escuchar una señal que claramente es código morse. Si se decodifica se corresponde con las letras VVV GBR (o bien MVV GBR) donde VVV debe ser algún tipo de prefijo y GBR se corresponde con Gran Bretaña, Rugby, el identificador de la estación. Normalmente las antenas repetían esta señal continuamente, y cuando habían de enviar un mensaje paraban, enviaban el mensaje codificado en morse, y luego continuaban.
En este otro vídeo de Roberto Zinelli (IW4ENS) puede verse más claro el proceso. No es algo que se pueda oírse así «a pelo», pero bajando el software y utilizando una versión de Tubular Bells sin comprimir (¡importante, porque en MP3 se pierde la señal!) se puede extraer y comprobar que está ahí.
Lo único que no está claro qué parte del equipo electrónico del estudio de The Manor era el que quedaba afectado por la emisora GBR: puede que algún micrófono, posiblemente los de guitarra, o tal vez algún otro componente del equipo que no tuviera los cables bien aislados e hicieran «efecto antena». Según cuentan también han probado con otros álbumes musicales de la época grabados en el mismo estudio, pero sin encontrarla.
Actualización (27 de enero de 2022) – Tal y como contaban en Ciencia explicada también hay un poco de código morse en Amarok, otro de los álbumes de Mike Oldfield. Pero en este caso era totalmente intencionado y con un poco de mala leche. A partir del minuto 48 se pueden escuchar los puntos y rayas de un sonoro FUCK OFF, RB, en alusión a su mala relación con Richard Branson y el fin de la relación entre el autor y la discográfica. (¡Gracias, Maxi!)