Por @Alvy — 20 de julio de 2024

Un ordenador y unos altavoces en un escritorio (CC) Pew Nguyen @ Pexels

Un escenario típico en el que se escucha el sonido en casa o en el coche incluye un software para reproducir el contenido, que tiene su regulador de volumen, el controlador general de volumen del sistema y finalmente unos altavoces externos más potentes y de calidad con el que se consigue que aquello suene estupendamente.

Esta configuración puede variar: a veces es un teléfono móvil conectado con un cable o por Bluetooth a los altavoces del coche, a veces un cable que va del ordenador a un preamplificador y de ahí a un amplificador + altavoces u otras ideas similares.

La cuestión que mucha gente se plantea es: ¿qué idea es mejor para controlar el volumen¿ ¿Hacerlo desde el primer dispositivo, desde el sistema o desde el altavoz final? Las opiniones varían según a quién preguntes (IAs incluidas) y no recuerdo haberla visto de forma definitiva y consensuada en ningún sitio. Tampoco he encontrado un porqué, aunque seguro que hay muchos y de todos los pelajes.

Según he visto por ahí hay quien habla de controlar el «porcentaje de volumen» de cada componente individualmente, usando valores como 75-85% para el dispositivo inicial, 100% para el sistema y regular finalmente con el altavoz. Pero por lo general, la mayor parte de las recomendaciones que he visto van en la línea de subir el volumen de todas las fases iniciales al 100% y luego regular finamente con el amplificador/altavoces.

La razón es que de ese modo se mantiene al máximo la potencia de la señal durante todas las fases iniciales, dejando el control fino manual para el final. En un escritorio con un PC esto supondría subir a tope el volumen del software, el sistema y controlar el altavoz; en el coche, sería subir el teléfono móvil al máximo y afinar con el mando del volumen de la «radio» o sistema de entretenimiento.

Hay otra razón que parece tener incluso más sentido: las operaciones que se hacen con el software o el sistema reducen la señal digitalmente, lo cual podría llevar a cierta pérdida de calidad del sonido; si se deja pasar limpia la señal se pueden evitar esas conversiones y no perder calidad. Esto requiere que no se estén usando filtros, ecualizadores o limitadores por software (que convendría anular y gestionar con el ampli). Aparte de esto siempre se recomienda usar cables de calidad, una conexión Bluetooth fiable, etcétera, como dicta el sentido común.

Así que el consejo definitivo es: volumen a tope en todo lo que sea software y dispositivos previos y a controlar finalmente el volumen de salida con el botón grande de los altavoces.

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Foto (CC) Pew Nguyen @ Pexels.

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