Por @Wicho — 2 de mayo de 2006

Mientras el proceso que terminará por poner un MacBook Pro en mis manos sigue sus pasos (después de todos estos meses sigo odiando el nombre), estos días tuve la oportunidad de volver a trastear un rato con uno de ellos, en este caso con el objetivo de instalar Parallels Workstation en él y poner a andar Windows XP dentro de Parallels en un MacBook Pro a 1,83 GHz y con 1 GB de RAM.

Como es preceptivo, empecé a hacerlo sin echarle un vistazo ni de lejos a las instrucciones, lo que me habría ahorrado una media hora de hacer el idiota pensando que Parallels Workstation se colgaba y no respondía al teclado cuando realmente había que hacer clic dentro de la ventana en la que está corriendo la máquina virtual para que esta capture el ratónn y el teclado, pues de otro modo quien responde a estos es la aplicación de virtualización y no el entorno virtualizado.

Esto es, puedes abrir menús, pulsar botones y teclear cosas en las preferencias de Parallels Workstation, pero estos clics y pulsaciones de teclas no serán registradas por el sistema que está corriendo en la máquina virtual hasta que hagas clic en su ventana.

Para liberar el teclado basta con pulsar Control + Alt (es configurable).

Lo peor es que esto de capturar el teclado y el ratón lo dice claramente en la parte inferior izquierda de la ventana: «Click inside Guest OS console to capture input», pero por algún motivo se me metió entre ceja y ceja que eso servía para hacer una captura de pantalla de la máquina virtual.

Una vez superado este escollo, la instalación de Windows XP Home Edition SP2 le llevó poco menos de tres cuartos de hora y transcurrió sin ningún tipo de problema; instalar Microsoft Office Pro 2003 tampoco supuso ningún problema.

Todo lo que necesité usar de Windows XP durante el rato que tuve la máquina conmigo funcionó sin problemas, incluyendo el sonido, que en betas anteriores de Parallels Workstation no funcionaba. La red se configura como si tuvieras una conexión vía ethernet pero en realidad «se acopla» a la que esté la máquina anfitriona, y así en el MacBook Pro en cuestión tanto Mac OS X como Windows XP se conectaban a través de una red Airport perfectamente, y ya no es necesario tener insertados los CD-ROMs antes de arrancar la máquina para que los vea; ahora basta con insertarlos en cualquier momento.

En cuanto a la velocidad, hay que verlo para creerlo.

La máquina virtual arranca en unos 40 segundos, y si has usado alguna vez Virtual PC… olvídate de todo lo que has sufrido con él y de aquello de hacer clic en un botón para que el emulador responda fracciones de segundo -o segundos enteros- después.

No diré que usar Parallels Workstation es lo mismo que usar un PC «de verdad», pero desde luego en lo poco que he podido usarlo se aproxima mucho, y para ver una web en Explorer para ver cómo queda o porque sólo funciona en este, o para trabajar con una base de datos de Access y pasarla a algún formato más razonable va más que bien.

De hecho yo a veces me conecto a un PC usando Remote Desktop Connection para este tipo de cosas y dado que el PC en cuestión es como de hace un par de años o más, diría que la cosa está muy pareja.

Por si esto fuera poco, puedes crear tantas máquinas virtuales dentro de Parallels Workstation y arrancar tantas a la vez como te permitan los recursos, en especial la RAM, de la máquina anfitriona, así que para ver si realmente eso funcionaba, creé una segunda máquina virtual e instalé Windows 98 Second Edition en ella.

El proceso de instalación duró aproximadamente dos horas, aunque estoy dispuesto a echarle buena parte de la culpa de esto a que el CD de instalación que utilicé está bastante hecho polvo después de haber pasado años en mi bolsa de gadgets, con lo que puede haber dado montones de problemas a la hora de leerlo.

Una vez instalado, la sensación de velocidad es tan impresionante como bajo Windows XP, aunque en Windows 98 todavía no funciona el sonido, y además puedes tener abiertas a la vez varias máquinas virtuales, así que aquí están Mac OS X, Windows XP Home Edition y Windows 98 compratiendo máquina real (en el Mac están corriendo, además de dos copias de Parallels, el Finder, Mail y Safari):

Parallels Workstation

Y no me dio tiempo a instalar Windows 95 antes de tener que devolver la máquina, pero estoy seguro de que habría ido igual de bien; la única pega es que todas las máquinas virtuales se llaman igual en el Dock o al cambiar de aplicación con comando + tabulador, aunque imagino que más bien temprano que tarde harán que el icono de cada instancia de máquina virtual tome el nombre que se le ha dado en el fichero de configuración.

Otra cosa que no tuve tiempo de probar es la función de carpetas compartidas, que en las primeras betas no estaba, lo que obligaba a montar una pequeña red entre la máquina real y las máquinas virtuales para poder pasarse archivos, lo que ahora no parece necesario.

En definitiva, una solución realmente impresionante, aún siendo una beta (la que probé era la 5, pero ya ha salido la 6), y más por 40 dólares; y si necesitas más prestaciones para jugar y ese tipo de cosas, siempre te queda BootCamp, aunque éste sólo te permite usar Windows XP SP2, al menos oficialmente.

Actualización diciembre de 2006: Parallels con “Coherence mode”, todavía mejor.

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