En uno de los episodios de la entretenida serie La mujer del viajero en el tiempo (homónima de la película de 2009 y por extensión de la novela original de Audrey Niffenegger de 2003), el protagonista pasa unos cuantos chivatazos de 2022+ a sus amigos del pasado cuando viaja a 2008. La lista de esos chivatazos del futuro puede verse durante un instante en pantalla, y es tan interesante como graciosa:
- Netflix
- Bitcoin
- Mascarillas quirúrgicas
- Paladio
- Broadcom
- MXTS
- Transdigm
- Novantra
- Abiomed
La lista incluye desde una clásica empresa puntocom (Netflix) a la que hoy en día es la principal criptodivisa (Bitcoin), al impredecible y perentorio auge global de las mascarillas quirúrgicas por la pandemia y a un elemento químico utilizado en los catalizadores. También hay empresas de telecomunicaciones, semiconductores, ingeniería aeroespacial y biomédica, incluyendo probablemente alguna inventada o que todavía no existe (¡es lo que tiene recibir información desde el futuro!)
Un problema no resuelto es el timing: quien conoce los nombres puede estar atento a las noticias para ver cuándo surgen esas empresas o productos, pero aunque pueda apostar por ellos en bolsa o comercialmente, ¿cuándo «salir» y obtener los beneficios? Es como si en 1997 te revelaran que Amazon es una gran inversión. Podrías comprar acciones a un dólar y más adelante vendarlas… Pero, exactamente, ¿cuándo? ¿En el año 2000, en el año 2007 o esperar a ver si sube más y tener que venderlas en 2020…?
Tanto la serie como la película, para quien no las haya visto, son bastante escrupulosas con sus reglas de los viajes en el tiempo, en el sentido de que están bien definidas, respetan la causalidad y evitan las paradojas. No deja de ser «una gran historia de amor en una extraña ficción» y un profundo y diferente planteamiento sobre el libre albedrío y el determinismo, así que hay que recomendarla.
¿Qué dicen esas reglas del tiempo sobre interactuar contigo mismo en el pasado o desvelar información del futuro? A diferencia de la mayoría de las películas en las que eso genera líneas temporales alternativas y todo tipo de problemas, aquí no: parece que lo mejor es relajarse y disfrutarlo. Y sobre lo de enviarse a sí mismo o a los amigos «información reveladora sobre el futuro» que permita aprovecharse de una situación o ganar una fortuna, como dice el protagonista… «De vez en cuando hay que permitirse algún lujillo».
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