Pacific Rim (Guillermo del Toro, 2013). Esta película es entretenimiento puro; poco más se puede decir. No deja ni un minuto de tranquilidad antes de situar al espectador en un futuro de trepidante acción no muy lejano en el que hay monstruos gigantes, robots colosales, amenazas planetarias y los habituales toques de humor y amor.
Es como volver a los tiempos de Mazinger Z pero con buenos efectos especiales y en versión acelerada, algo que gustará a cualquier setentero / ochentero. Lo tiene todo y parece escrita con un manual de crear superéxitos: cada personaje está concebido para encajar cual pieza de ajedrez en el tablero; los efectos especiales son quitarse el sombrero y hasta «fuera de la película» estoy seguro de que habrá mucho movimiento con muñecos, cartas, videojuegos… el pack completo, vamos.
Eso sí, la película no es que sea muy profunda que digamos: es la predecible batalla del esforzado chaval «de granja/ciudad» que pierde a sus «padres/tíos» y que apoyado por un «maestro/comandante» y algún amigo intrépido lucha en diversos escenarios cada vez más adversos hasta la posible amenaza de extinción de la humanidad.
Palomitas y buen rato… Tan solo le falta un «¡puños fuera!» Seguro que hacen segundas y terceras partes, así que… todo llegará.
