No se yo si hacía falta un estudio científico para esto, pero ahí está: Why Does Popcorn Cost So Much at the Movies? analiza el trabajo de investigadores de Stanford y la Universidad de California sobre el precio de las palomitas, las gominolas y los refrescos en los cines. Los economistas han llegado a la conclusión de que el precio tan alto es el resultado de intentar compensar o «subsidiar» el precio de las entradas (que tal vez debería ser mayor debido a que va menos gente) y que de ese modo el negocio de exhibición sea rentable.
Uno de los detalles interesantes es que en el estudios se usaron datos de ventas en cines de España. Entre las cifras que se manejan se dice que aunque las ventas de palomitas y refrescos suponen sólo el 20 por ciento de los ingresos, también significan el 40 por ciento de beneficios (porque los ingresos de la película se reparten con la distribuidora). Curiosamente los que van a ver «películas buenas» consumen menos que los que van a ver el resto de películas. Y los que compran las entradas por Internet tienden a consumir más que los que compran en taquilla (igual que los que van en grupo).
En el estudio también se comenta que aunque la lógica parecería indicar que si la gente paga digamos 10 dólares por una mala película debería estar dispuesta a pagar 15 por una buena película, esa idea no funcionaría. Esto es porque aunque algunos fans del cine estuvieran dispuestos a admitir esa fórmula, los fans son minoría y la mayor parte de la gente dejaría de ir al cine.
Es el triunfo del mundo al revés: lo secundario (los complementos como palomitas y refrescos) acaba costando más que lo primario (la película en sí):
La cuestión de si tendría sentido económico aumentar el precio a los bienes secundarios en vez de a los primarios en ciertos negocios ha circulado durante décadas, pero hasta ahora no se habían analizados los datos en bruto para ver si esto era verdad o no.
(Combo doble vía Kottke.)
{Foto (CC) dbreen @ Pixabay}
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