Sherlock: temporada 2, de Steven Moffat y Mark Gatiss. Con Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. BBC One. (En España la emiten TNT / Antena 3)
La segunda temporada de Sherlock son otros tres episodios de casi 90 minutos de duración, prácticamente películas completas, a cual mejor que el anterior. Si bien las temporadas de estas microseries británicas te dejan con la miel en los labios (seis episodios en tres años, ¡ouch!) la calidad del producto lo compensa con creces.
Los nuevos episodios de Sherlock son si cabe mejores que los de la primera temporada, que contaban con la ventaja del «factor sorpresa» al mostrar un Sherlock del pasado en el siglo XXI de los blogs y los SMS. Ahora los guionistas han podido recrearse en los personajes, revisar los relatos clásicos en los que están vagamente basadas algunas ideas y desarrollar el mundo del detective neurótico, obsesivo-compulsivo, carente de empatía pero genial como él solo, sin cortapisa alguna.
No sabría con qué episodio quedarme, de lo buenos que son todos ellos: el primero, dedicado a Irene Adler, la Mujer –con mayúsculas– me pareció sencillamente genial, mientras que el último con Moriarty en el papel del malo más malo y más poderoso de lo que ningún malo haya soñado jamás me pareció sencillamente una obra maestra. (Ese episodio por cierto incluye un inesperado personaje altísimamente geek que causará tanta simpatía como sorpresa a quien lo vea).
Así que cinco estrellas para esta serie, a esperar con ansia la tercera temporada (ya firmada) el año que viene y –para no morir de ansiedad– a disfrutar mientras tanto de ese actorazo llamado Benedict Cumberbatch que ya ha firmado para la siguiente entrega de Star Trek en la gran pantalla… en el papel de villano. ¡Wow!