Sherlock , de Steven Moffat y Mark Gatiss. Con Benedict Cumberbatch y Martin Freeman. BBC One.
El Doctor Watson tiene un blog. Y Sherlock Holmes publica una página web sobre sus métodos deductivos.
«Joder, cómo ha cambiado el cuento».
Esta microserie de la BBC tiene de momento sólo tres episodios (de 90 minutos cada uno, prácticamente películas), pero ha recibido unas estupendas críticas, diría que bien merecidas, que le permitirán seguramente proseguir en los próximos años. Con una calidad y medios de producción más que aceptables ha logrado la difícil tarea de reubicar a Sherlock Holmes y su inseparable compañero en el siglo XXI. Ahora viven en el Londres actual, rodeados de malechores como siempre pero con algunas nuevas herramientas a su disposición: teléfonos inteligentes, ordenadores y buscadores de Internet. Pero, sabiamente, los guionistas no abusan de este hecho sino que simplemente lo integran de forma natural.
Las historias son nuevas, aunque juegan con los títulos de los clásicos de Sir Arthur Conan Doyle, y hay interminables guiños a lo que cientos de veces hemos leído sobre el detective. Interpretado magistralmente por Benedict Cumberbatch, consigue hacer de Holmes el «niño grande» que dejan entrever las novelas, tan repelente como a la vez entrañable.
Me encantó un momento cuasi-paradójico que me recordó aquello de las películas en que los actores se interpretan a sí mismos, cuando en el primer episodio Watson decide buscar en la Internet actual qué hay sobre Sherlock Holmes… en vez de unos 12 millones de resultados, el intrigado Doctor simplemente dice, tras un largo silencio: «Sherlock: Encontré su web… La ciencia de la deducción».