Virtuality. Dirigida por Peter Berg. 2009.
A mediados del siglo XXI el Phaeton, la primera nave espacial interestelar de la humanidad, con una tripulación de doce hombres y mujeres, parte rumbo a Épsilon Eridani en una misión de exploración con una duración prevista de diez años.
Pero al poco de emprender el viaje los científicos en la Tierra descubren que esta se volverá inhabitable antes de cien años como consecuencia del cambio climático, con lo que de repente la misión del Phaeton cambia radicalmente y se convierte en una misión para encontrar un nuevo hogar para la humanidad.
Así, la decisión de seguir adelante o no con la misión según están próximos a alcanzar el punto de no retorno en las proximidades de Neptuno, que utilizarán para una maniobra de aceleración aprovechando su gravedad que o bien les pondrá rumbo a su destino o bien de camino de vuelta a casa, se vuelve aún más importante de lo que ya era.
Y por si eso fuera poco el doctor descubre que está empezando a sufrir los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson y el sistema de realidad virtual que incorpora la nave para que sus tripulantes puedan evadirse de lo que representa estar diez años encerrados en esta empieza a hacer cosas raras para las que no ha sido programado y de las que el ordenador que controla la nave no tiene constancia alguna, aunque todo se liará mucho más todavía antes del final.
La nota pintoresca la pone además el que toda la actividad a bordo del Phaeton es grabada para ser emitida como un reality show titulado Edge of Never: Life on the Phaeton para intentar recuperar parte del dinero invertido en la misión, reality que presenta Billie Kashmiri, una de las tripulantes, y que edita el doctor Roger Fallon, que es el psicólogo de a bordo.
Y hasta aquí puedo escribir sin destripar demasiado el asunto.
Virtuality fue grabado como el piloto para una serie, pero como esta no fue adquirida por ninguna cadena al final terminó por emitirse en la Fox este verano, así que nos deja con un enorme cliffhanger que parece poner en duda todo lo que creemos saber de la nave y su misión, aunque probablemente nunca sepamos como iba a seguir la historia.
Como es habitual, tampoco puedes tomarte muy en serio la parte científica del asunto, ya que si bien lo de una nave propulsada mediante explosiones nucleares controladas no es excesivamente descabellado y se ha tenido en cuenta también el retraso en las comunicaciones entre la Tierra y la nave según esta se va alejando, hay un enorme fallo en cuanto al asunto de la duración de la misión.
Épsilon Eridani está a unos 10,5 años luz de la Tierra, con lo que aún viajando a la velocidad de la luz se necesitarían 21 años para ir y volver, y eso sin tener en cuenta los periodos de aceleración y deceleración necesarios en cada extremo del viaje, así que o bien el Phaeton iba a viajar a más de dos veces la velocidad de la luz -y nada parece indicarlo- o las cuentas no salen.
Por no decir nada ya de los efectos de dilatación temporal que causaría viajar a velocidades próximas a la de la luz, con lo que el tiempo a bordo de la nave iría mucho más lento que en la Tierra, por lo que ya no solo sería un problema enviar los programas a la Tierra -y en un momento dado uno de los tripulantes comenta que a la velocidad que van aún cuando apenas acaban de empezar a acelerar ya les cuesta bastante enviar los datos de telemetría- sino que cada vez tardarían más y más tiempo en enviarlos desde el punto de vista de los habitantes de la Tierra.
En cualquier caso, obviando estos pequeños problemillas, la idea prometía y podía haberse convertido en una serie digna de ver, y este piloto se deja ver sin mayores problemas.
Por cierto que es muy curioso lo enormemente parecidos que son muchos elementos del guión de Virtuality a cosas que están pasando en Defying Gravity, otra serie que estoy viendo y que ya comentaré en su momento, tan parecidos que no me sorprendería que los guionistas de una acabaran demandando a los otros por plagio.
(Gracias a mmoroca, Capelare y Alejandro Pérez por la recomendación).