Si el mejor adjetivo para definir algunos robots y androides que hemos visto pasar por aquí es inquietante, qué decir describir a estos animales animatrónicos que los ingenieros y artistas de Nature construyen para infiltrarlos en los entornos naturales de los animales salvajes para rodar documentales.
Entre los bichos elegidos que pueden verse en el vídeo están un cachorrillo de perro salvaje y una suricata. Van equipados con cámaras, micrófonos y tienen hasta 24 piezas móviles. En parte son autónomos pero también pueden ser controlados a distancia.
Gracias a sus «realistas» movimientos estos simpáticos animatrónicos pasan desapercibidos y suelen ser aceptados por los demás miembros de las manadas a las que van a espiar. Parte del mérito lo tiene el hecho de que estén programados para realizar solo gestos amables y de actitud sumisa.
Eso sí, cuando la cosa no funciona muchos meses de trabajo y todo el dinero invertido en esos mecanismos acaban despedazados por los animales salvajes cuyo instinto dictamina que el nuevo congénere no era lo suficientemente convincente.