En esta recopilación pueden verse decenas de tomas de micro-ratones robóticos resolviendo laberintos cada vez más grandes y complicados – a velocidades de vértigo. Las tomas abarcan varios años de grabaciones en competiciones oficiales y todos los clips están en tiempo real. Así que aunque parezcan demasiado rápidos es simplemente que lo son.
Tal y como explica Robert McGregor en estas pruebas los robot actúan en dos fases: en la primera pueden reconocer el laberinto usando sus sensores (táctiles, ópticos o sónar, normalmente). En la segunda fase viene lo divertido: la carrera de velocidad en la que resuelven el laberinto y lo recorren a toda leche para marcar el mejor tiempo posible en la competición. Ya explicamos hace algunos años que algunos son capaces de resolver el laberinto antes que una persona con la mirada.
Algunos «ratones» son auténticos prodigios de la ingeniería: no sólo deben circular a toda velocidad sino que muchos aprovechan para «recortar en las esquinas», un truco tan viejo y efecto que hasta se usaba en el Pac-Man.
Los pequeños ratones robóticos deben además contar con la tracción adecuada para poder acelerar, girar y frenar sin derrapar. De hecho hay algunos modelos que utilizan la fuerza del vacío para «pegarse» literalmente al suelo todo lo posible. Incluso hay un trabajo al respecto: A High Efficiency Power Supply System for Micromouse with Vacuum [PDF]. Ahí es nada.
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