Por @Alvy — 28 de febrero de 2019

He aquí una mano biónica de Festo, el fabricante al que conocemos por sus robots voladores, pingüinos y pájaros, mantarrayas voladoras brazos robóticos y otros artilugios. Es básicamente un brazo en el que la mano tiene unos mecanismos ingeniosos neumáticos que se rellenan con aire a través de unas válvulas y unos tejidos con cubierta 3D que resultan especialmente elásticos y flexibles.

Para que el invento funciona se utiliza aprendizaje automático mediante refuerzo: unos sensores monitorizan los movimientos cuando la mano coge un objeto y van decidiendo los siguientes micromovimientos para ver cuáles logran el «objetivo» (reforzándolos) y cuáles no (ignorándolos). En este aprendizaje también se utiliza un gemelo digital que no es más que una versión simulada de la mano.

De momento la mano no hace mucho más que entrenar con un dodecaedro al que es capaz de darle vueltas hasta encontrar los colores que se le indican. A simple vista parece blandita, pero quizá demasiado elástica, porque a veces parece que los dedos y los objetos «rebotan» demasiado, pero seguramente eso no sea problema. Queda el misterio de saber cuál será la sensación al darle un apretón de manos: si tendrá un agarre firme y convincente o dejará la mano blandita, que da un poco de grima. En cualquier parece es un pasito más hacia los robots de Westworld.

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