A través de un tuit del University College de Londres descubrí esta curiosidad a medio camino entre las matemáticas y criptografía que no había visto nunca antes. Se trata de una especie de «sistema de numeración» que utilizaban los monjes cistercienses franceses allá por la Edad Media, hacia 1300.
Se conoce simplemente como el cifrado de los monjes. Como puede verse es una simple tabla de sustitución en la que cada uno de los dígitos del 1 al 9 del número a escribir se organiza en cuatro «cuadrantes». El resultado es que se pueden escribir números entre el 0000 y el 9999. Curiosamente el cero (0) no está especificado en la tabla, pero sería una barra vertical (|). No es que en aquella época no se conociera, pues como sabemos es bastante anterior.
El método es bastante fácil de «descifrar», con los cuatro cuadrantes que se desplazan de arriba a abajo e izquierda a derecha y con los dígitos representados por líneas horizontales, verticales y diagonales en un cuadrado imaginario. Es fácil de entender fijándose en cómo son los números del 0 al 9 en la primera fila. Superponiendo cuatro de estos sobre un eje vertical se obtienen los «símbolos de escritura complejos» completos.
En cierto modo me recordó al famoso cifrado de los masones que divide el alfabeto en un cuadrado de 3×3 al que para completar el alfabeto se añade una cruz y donde cada símbolo existe en dos versiones: «normal» y «con punto». El resultado son líneas del mismo estilo, algunas con puntos, otras sin ellas, con las que se puede cifrar el alfabeto completo.
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