Al parecer en Japón algunas máquinas expendedoras comprueban la edad de los compradores mediante una cámara digital: se examina la cara del sujeto buscando ciertos signos de «edad», mediante un sistema automático de la compañía Fujitaka. Se trata de discernir si la persona tiene 20 años o no, que es la edad válida en japón para fumar.
El asunt, que cuentan en Age verification cameras easily fooled es que hasta un niño de cuatro años podría adivinar cómo hackearlas. El truco es tan simple como sujetar una fotografía delante de la cámara, por ejemplo de una revista o periódico.
Al parecer allí otros sistemas como los que hay en España del «mando a distancia» o una tarjeta-carnet especial; ciertas máquinas requieren que se inserte el carnet para comprar, de modo que el avance que aparentemente deberían suponer este sistema de reconocimiento facial no es para tanto, realmente. (De algo me suena a mi eso.)
En Hack a Day que es donde lo vi proponen de hecho una solución de baja tecnología para mejorar el sistema visual: que la máquina compruebe que el «fondo» de la imagen es el «correcto» (el de la tienda en que esté instalada, cuando no haya nadie delante): en la foto real de alguien el fondo debería cambiar relativamente poco respecto al patrón almacenado, y no podría burlarse con tanta facilidad.
El hackeo recuerda un poco a aquel de las huellas digitales falsificadas con fotocopias que fue demostrado en la práctica por esos nuestros grandes héroes, los Cazadores de Mitos.