Por @Alvy — 11 de diciembre de 2019

En el cursillo Crypto 101 de Kraken –una de las empresas más fiables en lo relacionado con las criptodivisas, por cierto– se cuentan estas historias de terror acerca de gente que ha olvidado sus contraseñas o perdido llaves, discos duros o teléfonos móviles con bitcoins u otras criptodivisas.

Las soluciones cuando alguien se da cuenta de que ha olvidado o perdido la contraseña que había apuntado son varias, pero ninguna tiene buenas perspectivas. Entre ellas están:

  • Utilizar crackeadores de contraseñas
  • Rebuscar en vertederos de basura
  • Someterse a hipnosis para recordar la contraseña

La primera funciona si se conoce parte de la contraseña, se utilizan contraseñas con patrones más o menos repetitivos para generarlas y recordarlas o incluso si puede estar en algún lugar del disco duro: simplemente se examina todo el disco y se prueba todo lo que haya allí escrito. Es una especie de ataque de diccionario y de fuerza bruta por si hay suerte.

La historia del vertedero de basura, como dicen, es auténtica: alguien perdió 127 millones de dólares (7.500 bitcoin) en 2017 pero el ayuntamiento no le dejó rebuscar en el vertedero donde se acumulaban 350.000 toneladas de desperdicios alrededor de un disco duro viejo que acabó en la basura por equivocación.

En Wired parece ser que ya la cagaron en 2013, cuando después de haber minado 13 bitcoin destruyeron la contraseña a sabiendas, tras una «meditada decisión» de la redacción. Entonces no era mucho dinero, pero se convirtieron en una «pequeña fortuna» (y parece que años después se arrepintieron un poco: podían haberlas donado o guardado para el futuro). En ese mismo artículo se dice que se cree que alrededor del 20% de las bitcoin están perdidas, sin posibilidad de recuperación.

Otra historia entretenida al respecto que creo que mencioné en Twitter en su día fue La historia de terror digital de los 30.000 dólares en bitcoin perdidos por olvidar un PIN protagonizada por nuestro admirado Mark Frauenfelder en persona. Fue una historia de un desastre fue de mal en peor, y eso que «sólo» eran 7,5 bitcoins (pero que al cambio de 30.000 dólares de la época eran un pastizal).

Un método que no se comenta pero que también suele funcionar es utilizar la memoria muscular. A veces lo que tu cerebro no recuerda lo recuerdan los dedos, acostumbrados a teclear las mismas palabras y contraseñas siempre de la misma forma. Este –y otros intentos– no sirven si el sistema donde están guardados los bitcoin tiene algún tipo de número de intentos limitados o retardo, pero por probar que no quede.

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