Algunas ciudades como Washington D.C. están llenas de dispositivos rastreadores de teléfonos móviles
Ayer comentamos en el podcast de Los Crononautas #S02E25 un asunto tecnológico de «espías»: el de las decenas de rastreadores de teléfonos móviles que se han encontrado (o más bien «confirmado») en las calles de Washington D.C. Puede escucharse como siempre a través de iVoox, de iTunes o directamente con el reproductor web, como de costumbre.
Rastreadores de teléfonos móviles a partir de 62:00
El caso es que un reciente reportaje de la NBC ha explicado muy gráficamente cómo un investigador ha detectado hasta 40 dispositivos de localización y rastreo de teléfonos móviles mediante lo que se conoce como «simuladores de antenas de telefonía». Estos dispositivos se hacen pasar por antenas de las empresas de telecomunicaciones y cuando los teléfonos móviles de las «personas de interés» a las que se está «investigando» pasan cerca acaban revelando su posición aproximada mediante triangulación.
Estas «cajas» se conocen como Stingray y existen en «relativa oscuridad» desde la década pasada. Los fabrica una empresa llamada Harris Corporation. Son altamente controvertidos porque la policía y otros cuerpos de seguridad los utilizan a veces sin pasar por la preceptiva orden judicial.
Gracias a las películas y series de televisión cualquiera sabe que hoy en día cualquier teléfono se puede triangular, pero para crear esos «triángulos» se necesitan los vértices, que suelen ser las torres o antenas de telefonía desplegadas por la ciudad. Así que normalmente sólo pueden hacerlo las compañías telefónicas. El proceso normal consiste en pedir una orden al juez, quien hace llegar la petición a las operadoras y a su vez facilitan esa información a la policía.
Pero con suficientes dispositivos Stingray –relativamente baratos– se pueden cubrir fácilmente amplias zonas de una ciudad o incluso transportarlos en coches. Emiten una señal falsa más potente que la de una antena convencional, haciéndose pasar por las compañías telefónicas, de modo que muchos teléfonos intentan conectarse con ellos – aunque cuando no lo logran prosiguen con la antena convencional que más cerca encuentren.
Pero ahí queda el registro, junto con la posición física exacta del Stingray en ese momento. Los 40 dispositivos encontrados en Washington estaban cerca de embajadas (sobre todo la de Rusia) y zonas habituales de reuniones, por ejemplo los despachos de los lobistas, la Casa Blanca y similares.
Para utilizar estos dispositivos previamente hay que averiguar el IMSI (Identidad Internacional del Abonado a un Móvil) que es un número único para cada tarjeta SIM que existe. No es difícil seguir físicamente a una persona, por ejemplo en coche, y comparar los números que «reciben» los Stingrays con los movimientos de la persona. Una vez se tiene el dato como seguro basta ir viendo cómo se desplaza por el mapa, convenientemente triangulado según la potencia con la que se conecta a cada antena.
Algunos Stingray pueden incluso interceptar mensajes SMS y llamadas en las redes de telefonía antiguas (GMS), algo que con las nuevas 3G/4G ya no es tan fácil. También podían usarse un tanto toscamente para bloquear llamadas, por ejemplo impidiendo llamar a los números de servicios de emergencia. Todo esto se sabe desde que salieron a la luz los manuales de estos gadgets espía.
La EFF siempre ha considerado que el uso de los Stingray vulnera los derechos de los ciudadanos en Estados Unidos – más que nada porque se hace sin orden judicial. Tan sólo se ha sabido de su uso generalizado –a veces incluso para temas nimios– tras muchas investigaciones y peticiones oficiales de información por parte de abogados y también de jueces. Según parece, además de Estados Unidos, Reino Unido y China su uso se ha ido extendiendo en los últimos años a otros países – incluyendo Alemania, Francia y ¡tachán! también España.
(Vía Boing Boing.)