Por @Alvy — 22 de octubre de 2009

Vista aerea del edificio principal de la NSA / NSA

La Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA), donde se espía, interceptan y guardan comunicaciones y documentos de todo el planeta en todos los formatos imaginables, podría estar preparándose para almacenar información al nivel de Yottabytes (1024 Bytes) hacia el año 2015.

En términos más abarcables: un Yottabyte es un billón de Terabytes, o un millón de Exabytes, que a su vez es un millón de Terabytes, el tamaño de un disco duro convencional en un equipo de sobremesa potente de hoy en día. Es decir, que la capacidad de almacenamiento digital de la NSA en unos años sería de un millón de millones de veces la de un ordenador convencional.

En 2005 se calculó que la información digitalizada que existía en todo el planeta hasta entonces era de solo unos 5 exabytes. La vida completa de una persona se podría almacenar en alta resolución en unos cinco Petabytes (5 millones de Gigabytes).

Antes de la llegada de la informática, la NSA tuvo grandes problemas en su ansia por interceptar información y guardarla en papel. Uno de ellos, altamente curioso, era cómo destruirla una vez era considerada inservible. Para ello tuvo que rodear sus instalaciones de grandes incineradoras con las que quemar las toneladas y toneladas diarias de documentos inútiles, y ni aun así daban abasto. Entre esos documentos se incluían copias de todos los telegramas y télex internacionales que entraban y salían del país, además de todos los que eran interceptados a nivel internacional. Luego el problema pasaron a ser las cintas magnéticas y otros soportes de la era moderna. Otro problema para la NSA, y no menor, es la factura de electricidad que requiere todo ese almacenamiento, que se ha cifrado en unos 70 millones de dólares anuales. Esta y otras historias interesantes están en Body of Screts y The Puzzle Palace.

El problema ahora no es tanto la destrucción de esa información como su utilidad real una vez se ha almacenado: cómo buscar lo datos y encontrarlos en un tiempo razonable y cómo relacionar unas piezas de información con otras. Ese almacenamiento sin más ya se se demostró bastante inútil cuando se produjeron tanto los ataques del 11-S como otros a nivel internacional, sin que los datos previos de inteligencia permitieran prevenirlos o evitarlos.

La fuente de estos datos es un informe del think tank MITRE Corporation, que comentó el experto en la NSA James Bamford (autor de los libros mencionados), vía Scheiner.

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