En el Centro de Investigación Optoelectrónica de Southampton han desarrollado un método de almacenamiento que permite almacenar 360 terabytes en un disco de cuarzo. Esos datos pueden leerse utilizando láseres ultrarrápidos, de modo que se comportan más o menos como los tradicionales. Pero lo más impresionante es que los datos pueden perdurar 13 800 millones de años.
Si te suena esa cantidad de tiempo es porque coincide casualmente con la edad de nuestro universo. En otras palabras: si hubieras comprado un disco de esos el día del Big Bang, hoy todavía estaría fresco y con los datos tan campantes.
Por eso no es del todo incorrecto decir que esos datos pueden considerarse inmortales o hablar de que «duran una eternidad» – y además a temperatura ambiente (aunque pueden soportar temperaturas de hasta 1000°C).
La tecnología, denominada 5D, guarda los datos en forma de tres capas de puntos a nanoescala, separados unas cinco micras. Las cinco dimensiones son las tres espaciales además del tamaño y la orientación. Se pueden leer con un microscopio óptico y filtros polarizados sin problema; de hecho ya hace un par de años guardaron y recuperaron un archivo de 300 KB utilizando este concepto.
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